Por: David Pérez-Reyna
Viernes 17 de abril de 2020. Después de casi 4 semanas de confinamiento total en Colombia y casi un mes de confinamiento en Bogotá, empiezan a llegar los primeros balances de las medidas. El número de casos en Colombia no ha explotado. La ocupación de UCI no ha aumentado mucho, y se empieza a sospechar que antes de aplanar la curva, lo que se está haciendo es postergar el pico. Además, los costos de las medidas cada vez son más evidentes.
Los datos locales, consistentes con datos de otros países, permiten concluir con cada vez más confianza que los niños menores de 10 años no son tan afectados por el virus y no parecieran contagiar tanto como los adultos. En vista de los costos tan altos de seguir manteniendo los colegios cerrados, el presidente Iván Duque hizo una rueda de prensa donde se excusó públicamente con los niños, con los progenitores, y, particularmente, con las madres. Todos los colegios, jardines y guarderías deben abrir presencialmente a partir del lunes.
Se garantizará que los colegios puedan adaptar sus instalaciones para que tengan suficiente ventilación, disponibilidad de agua y jabón, al igual que todos los profesores podrán contar con tapabocas. Se entiende si hay familias que sientan temor de que los niños vayan al colegio, y por lo tanto se seguirá fortaleciendo la conectividad, pero el mensaje oficial es que la educación presencial es vital. “Prevención y acción no va a ser un programa de televisión; será lo que guiará nuestro trabajo”, añadió.
En horas de la noche en una rueda de prensa la alcaldesa Claudia López apoyó la medida de abrir colegios, y la expandió a colegios de educación secundaria. Valientemente acusó a sindicatos de maestros de no pensar en los niños, y dijo que nada evitaría que abrieran los colegios. Eso sí, tomó medidas adicionales, teniendo en cuenta que el virus no se va a ir de la noche a la mañana, sino que puede estar circulando por más de un año y hasta volverse endémico.
La ciudad volverá a abrir. “Mientras se llega a la inmunidad de rebaño, tenemos que seguir viviendo; no podemos dejar la vida en pausa”, comentó la alcaldesa. “En este mes pudimos aumentar nuestra capacidad de UCI, pero nos dimos cuenta de que la mayor restricción no es el número de camas, sino de médicos especializados.
El costo de seguir encerrados supera con creces los beneficios”. Reiteró la invitación a que los que puedan trabajar desde la casa lo hagan, pero entiende que la salud mental es importante. Para dar ejemplo, ella y su equipo de trabajo se quedarán en sus casas durante el próximo mes: “es lo mínimo que podemos hacer. Si le pedimos a los bogotanos que se confinaran, nosotros también lo vamos a hacer. Pedimos excusas por no haberlo hecho antes”.
En estos casi dos meses desde que fue declarada la pandemia mundial cada vez se puede decir con más confianza que lo mejor es estar al aire libre. Por tal razón la Alcaldía de Bogotá presentó un plan agresivo de “Bogotá abierta y 24 horas”. A partir del lunes Transmilenio empezará a funcionar las 24 horas. Progresivamente las rutas de SITP también. Además, los restaurantes podrán empezar a funcionar al aire libre.
Los que no dispongan de terrazas, podrán usar los carriles de las vías. Ante las quejas de que se aumentaría el trancón en una ciudad que de por sí ya es trancada, la alcaldesa respondió muy acertadamente: “hay calles donde los carros están usando como parqueaderos, y suponen que al usar luces de parqueo se vuelven invisibles. No estamos quitando un carril; estamos cambiando un carril que los carros usan para parquearse mal, por un espacio adicional para que las personas puedan disfrutar la ciudad.”
Al ser preguntada por la población migrante, la alcaldesa fue enfática: “Un bogotano es una persona que vive en Bogotá, independientemente de donde haya nacido. Seguiremos apoyando a todos los bogotanos. Y rechazaremos fuertemente cualquier comentario que genere xenofobia.” También hizo énfasis en que el aeropuerto debe abrir: “Bogotá es la ciudad de todos los colombianos. No nos podemos cerrar al mundo y mucho menos a Colombia”.
Para fortalecer el control epidemiológico, el distrito implementará un sistema de reparto de pruebas rápidas. En caso de salir positiva la prueba, se podrá hacer una confirmación con pruebas PCR. “Estamos conscientes de que la precisión de las pruebas PCR es mayor, pero los beneficios no compensan los costos de las pruebas ni el hecho de que los resultados de las pruebas PCR se demoran mucho más que las pruebas rápidas”.
Mientras tanto se supo que en el Ministerio de Hacienda y de Trabajo empezaron discusiones para aprovechar el totazo económico de abril para hacer reformas que el país necesita desde hace varios años. “No se puede desperdiciar una crisis,” mencionó el presidente Duque. “¿Qué mejor momento para hacer reformas que cuando más necesitamos que más personas puedan volver a trabajar?”.
La vicepresidente Ramírez agregó: “apoyaremos que aumente la licencia de paternidad y que haya cobertura universal de cuidados infantiles, para personas mayores y para todas las personas que requieran atención especial. Estas semanas han hecho más evidente que las mujeres tienen una responsabilidad más que proporcional en el cuidado. Apoyaremos todas las medidas que ayuden a disminuir la discriminación en éste y todos los campos.”
El presidente y la alcaldesa se comprometieron a que los equipos de los gobiernos nacional y distrital trabajarán juntos para afrontar esta coyuntura. La mayoría de los alcaldes y gobernadores se han unido también. En el Congreso, conscientes del momento en el que estamos, el ambiente es constructivo. “No importa quién proponga las ideas. Si son buenas, las apoyaremos,” mencionó una representante de un partido de oposición.
Mientras nos acostumbramos a vivir con el virus, los colombianos pasaremos ratos amargos, pero hay luces de esperanza en que el país saldrá mejor de lo que entró a la pandemia. Se ha puesto prioridad a lo importante. Mientras para el resto del mundo 2020 parece ser uno de los peores años en la historia reciente, para Colombia puede ser el año de la esperanza.