Para 2024, se proyecta que la capacidad instalada de energías limpias alcance el 9 % del total nacional.
La transición hacia las energías renovables en Colombia es crucial para enfrentar los efectos del cambio climático y reducir las emisiones de Gases Efecto Invernadero. A pesar de que la producción de energía eléctrica en el país es mayoritariamente limpia, la dependencia del agua como principal fuente presenta riesgos asociados al cambio climático, especialmente, el Fenómeno del niño.
De acuerdo con el informe Transición energética: las energías renovables como herramienta para la sostenibilidad de Dapper Colombia, en el 2021, presentó un aumento del 0,22 % en la producción de energías renovables. Por su parte, XM, menciona que la energía solar pasó de tener una participación de 1,4 % en la matriz de generación eléctrica en el 2022 a una participación de 2,54 % en el 2023 y en lo corrido del 2024, han entrado en operación 767 de los 1240 MW que se esperan.
“A pesar de los avances, Colombia aún enfrenta una baja producción de energías limpias. La transición energética está ralentizada por retos económicos, regulatorios y sociales que impactan negativamente al sector. Al ritmo actual, el país tardaría 28 años en alcanzar las metas de energías renovables fijadas para 2030.” mencionó José Linares, cofundador y COO de Dapper.
Para acelerar la transición hacia otras fuentes de energía y reducir la dependencia de las fuentes hídricas, el país debe adoptar diferentes estrategias, entre las que destacan fomentar el desarrollo y la inversión en tecnologías de energías renovables no convencionales, como la solar, eólica y geotérmica; ofrecer incentivos financieros y políticas de apoyo que faciliten la instalación y operación de proyectos de energía renovable.
Linares destaca que, aunque se generen incentivos a la inversión en proyectos de energías limpias, los problemas como los del quórum en la CREG retrasan la agenda regulatoria del sector. Esta situación impide el progreso en la transición energética debido a la incertidumbre generada entre los inversionistas, las ineficiencias en el mercado, los retrasos en los trámites y la formulación de nuevos proyectos.
Otro factor que impide que la transición avance a un mayor ritmo es el diálogo con las comunidades y la conflictividad social. Algunas empresas han desistido de la construcción de parques eólicos por demoras en licencias ambientales y en la consulta previa. En algunos casos los estudios de viabilidad demuestran sobrecostos ocasionados por el bloqueo de las comunidades locales.
Además, es necesario mejorar la infraestructura energética para integrar de manera efectiva estas nuevas fuentes en la red eléctrica nacional. Estrategias como las comunidades energéticas, que el gobierno está implementando, pueden ayudar a generar no solo una transición justa, también a la construcción de redes de transmisión y almacenamiento adecuadas.
“Para lograr que a 2030 el 23% de la matriz eléctrica de Colombia esté compuesta por fuentes no convencionales de energía renovable como lo establece el Plan Energético Nacional 2020-2050 es esencial ofrecer señales e incentivos sólidos a los inversionistas. Además, es crucial abordar las debilidades en la regulación y normativa del país para asegurar un futuro más sostenible y resiliente frente a los desafíos climáticos y económicos.” finalizó Linares.