En la actualidad, tanto organizaciones como ciudadanos se enfrentan un panorama de ciberamenazas en constante evolución. Según el último Digital Defense Report de Microsoft, los ataques se han sofisticado en velocidad, precisión y alcance.
Las cifras son contundentes: en el último año, los ataques de ransomware han crecido 2,75 veces. Siendo el phishing por correo, SMS y voz, así como la explotación de vulnerabilidades en aplicaciones, las técnicas más comunes. El reporte de Microsoft también destaca que, durante el año pasado, la compañía bloqueó cerca de 7.000 ataques con contraseña por segundo, un dato que evidencia la naturaleza persistente y generalizada de estas amenazas.
En este escenario, la inteligencia artificial (IA) y el enfoque de ciberresiliencia se han convertido en componentes clave. Por un lado, la IA ayuda a proteger a las organizaciones mediante la detección temprana de amenazas y la automatización de respuestas, permitiendo bloquear actividades sospechosas en tiempo real.
Sin embargo, los ciberdelincuentes también están aprovechando la IA para perfeccionar sus ataques, automatizando acciones más rápidas y complejas. Un aspecto crítico es la rapidez con la que operan: actualmente, tardan en promedio solo 72 minutos en obtener acceso completo a los datos de los usuarios tras un clic en un enlace malicioso.
Esta velocidad de penetración exige la implementación de medidas de seguridad robustas, rápidas y eficaces, y la creación de capacidades para estar siempre preparados.
Luisa Esquerra, Directora de Ciberseguridad para Sudamérica Hispana en Microsoft asegura: “Como industria, enfrentamos el panorama de ciberseguridad más desafiante de la historia. La velocidad, la escala y la sofisticación de los ataques no tienen precedentes. Al mismo tiempo, el poder transformador de la IA está dando forma rápidamente a una nueva generación de herramientas, tácticas y actores de ciberseguridad, creando nuevas oportunidades -y amenazas- a un ritmo acelerado. Por eso creemos que la IA será clave para protegernos, pero debemos construir una cultura de la ciberseguridad y resiliencia, y trabajar en conjunto como defensores frente a los atacantes”.
Cultura de ciberseguridad y resiliencia: la clave para sobrevivir en un entorno de amenazas constantes
En un mundo donde los ataques cibernéticos son inevitables, la cultura de la ciberseguridad y la resiliencia se han convertido en una prioridad estratégica.
Las organizaciones ciber resilientes no solo implementan tecnologías de seguridad avanzadas, sino que también desarrollan una cultura de prevención y respuesta. En la vida cotidiana, esta idea se refleja en la capacidad de adoptar mejores prácticas como el uso de contraseñas seguras, la actualización regular de software y la educación sobre las amenazas cibernéticas.
Para fortalecer esta capacidad y reducir la exposición a los peligros digitales, tanto empresas como individuos pueden seguir una serie de estrategias clave. Esguerra entrega 10 recomendaciones:
- Identificar amenazas internas y externas. Aplicar los principios de «confianza cero» (Zero Trust) y Limitar el acceso a los datos: Un enfoque donde nadie, ni siquiera los usuarios internos, debe ser automáticamente confiable. Este principio requiere una verificación constante de la identidad del usuario, la ubicación, el estado del dispositivo y otros factores antes de otorgar acceso a datos sensibles. Además, al limitar el acceso para que solo las personas que realmente necesiten ciertos datos los tengan, disminuye la posibilidad de que los atacantes aprovechen cuentas comprometidas.
- Capacitar a los empleados regularmente: El phishing se basa en el error humano. Para reducir el riesgo, las organizaciones deben proporcionar capacitación continua a sus empleados.
- Habilitar la autenticación multifactor (MFA), que añade una capa adicional de seguridad. Esto puede incluir el uso de un código enviado al teléfono móvil o generado por una aplicación de autenticación, lo que dificulta el acceso no autorizado, incluso si alguien obtiene la contraseña.
- Utilizar contraseñas fuertes y únicas para cada cuenta, evitando reutilizar la misma en varias plataformas. Elimina las contraseñas débiles.
- Monitorear regularmente las cuentas para detectar actividades sospechosas, como accesos no autorizados o cambios inesperados en la configuración.
- Eliminar periódicamente su historial de navegación, cookies y otros datos de sitios web y evitar proporcionar información sensible como números de identificación personal, contraseñas o datos financieros en sitios web que no sean seguros.
- Mantener los sistemas actualizados, ya que los sistemas desactualizados representan vulnerabilidades significativas. Mantener al día los sistemas operativos, aplicaciones y firmware evita que los atacantes exploten brechas conocidas. La falta de actualizaciones es una puerta abierta para los ataques de phishing.
- Analizar correos electrónicos sospechosos: Revisar cuidadosamente cada correo antes de abrir archivos adjuntos o hacer clic en enlaces es esencial. Las señales de phishing incluyen direcciones de remitentes incorrectas, saludos genéricos y mensajes que crean un sentido de urgencia.
- Habilitar filtros de phishing y spam y proteger los dispositivos móviles: El uso de filtros avanzados para detectar correos maliciosos y bloquearlos antes de que lleguen a los empleados es una medida crucial. Por otro lado, el phishing no se limita solo al correo electrónico. Los ataques a través de mensajes de texto o aplicaciones de mensajería son cada vez más comunes. Es importante el uso de bloqueos biométricos y la restricción de aplicaciones no confiables.
- Monitorear continuamente tu entorno digital: La vigilancia constante es una clave para prevenir el phishing y otros ciberataques.
Tanto la ciber resiliencia como la adopción de tecnologías como la IA para la protección proactiva son fundamentales en el panorama actual de amenazas en constante evolución. Las soluciones modernas de IA, como las de Microsoft, identifican amenazas antes de que se conviertan en incidentes críticos al analizar grandes volúmenes de datos para detectar patrones sospechosos y bloquear actividades maliciosas en tiempo real.
Esta integración junto con una estrategia sólida de prevención, respuesta y recuperación es clave para asegurar que las organizaciones y los ciudadanos puedan proteger sus activos digitales y continuar operando frente a los retos del mundo actual.