En el más reciente informe de la Encuesta Nacional de Condiciones de Salud y Trabajo en el Sistema General de Riesgos Laborales se determinó que entre 20% y 33% de los trabajadores manifestaron un alto nivel de estrés (Asuntos legales), lo que genera un mayor número de incapacidades al año en las empresas. Pero las cifras no se quedan ahí: según Gallup solo el 15% de las personas dicen ser felices en el lugar de trabajo, lo que hace que el nivel de compromiso y motivación sean bajos.
Por otra parte, la Organización Mundial de la Salud menciona que el 60% de la improductividad de los empleados se debe al mal manejo del estrés.
En los últimos años, un grupo de investigadores y académicos entre los que podemos mencionar a Tal Ben Sahar de la Universidad de Harvard y Martin Seligman considerado padre de la psicología positiva, nos han aportado, el considerar la felicidad como una ciencia, como un área que tiene metodología, evidencia y una forma de aprenderla como una competencia. Así lo han entendido las empresas para mejorar la productividad, la salud y la armonía de sus empleados
La ciencia de la felicidad es una herramienta de un valor extraordinario para preparar las personas agregando valores, hábitos y equilibrio emocional, a cambiar sus vidas. Es de vital importancia poner en armonía la relación que tenemos entre trabajo, sociedad y familia. Menciona Carlos Ortiz Mclean, consultor experto en Innovación y Gestión del Cambio.
Según su experiencia como consultor en estos temas, son seis conceptos los que hay que incorporar en los modelos de liderazgo para lograr impactar las organizaciones en sus procesos de transformación, orientados a crear nuevos ambientes de trabajo y mayor productividad:
· Relaciones íntimas sólidas
· Concentrar la atención en lo simple. Vivir el presente
· Incorporar a las rutinas el ejercicio físico
· Crear rituales basados en el agradecimiento y el aprecio por la vida. Es el concepto de servicio.
·Practicar la resiliencia
· Entender que el fracaso es parte del aprendizaje.
Podría decirse con claridad que quienes toman en serio estos procesos, mejoran la salud mental de sus trabajadores y previenen enfermedades que incidan en el ausentismo.
No es casualidad que algunas de las universidades más importantes del mundo como Harvard, Oxford y Yale, tengan dentro de su pensum académico, la cátedra de felicidad y que compañías como Google que invierten más en el apoyo y bienestar de sus trabajadores, crezcan la satisfacción de estos en un 37%.
La gran preocupación de las empresas hoy en día es cómo generar mayor productividad a través de la experiencia del usuario. Si este es el objetivo principal, se debe ver la felicidad como un factor tan importante como el salario de los trabajadores.
Para que exista esta integración, debemos hablar de un segundo elemento, la innovación. La innovación no es una actividad exclusiva de las empresas, los negocios o el sector productivo; también es un concepto que puede incorporarse a las personas en su actividad social, familiar y de trabajo. Esto permite entender de una forma natural, los procesos de cambio orientándolos siempre a la prosperidad, a la productividad y al mejoramiento de las relaciones.
Entender todas estas actividades como un logro de bienestar positivo es el principal elemento de la Ciencia de la Felicidad.
Ambientes de trabajo óptimos, empleados comprometidos con su vida en armonía y equilibrio, crean ambientes felices orientados al éxito inmediato.