Por: Luis Díaz Matajira, Director Académico MBA UniAndes – Damián Rendón Álvarez, Director Ejecutivo MBA UniAndes
¿Qué debe tener un líder empresarial realmente excepcional? Esta pregunta nos puede llevar a pensar en personas y ejecutivos que manejan grandes cifras o aparecen en portadas; sin embargo, esto es insuficiente si no tenemos en cuenta el impacto y la capacidad de transformación que tienen estas personas en sus equipos, organizaciones, industrias, ecosistemas y, especialmente, en la sociedad.
¿Cómo lo hacen? A lo largo de nuestra experiencia con cientos de líderes empresariales, identificamos patrones claros en su manera de pensar, en su enfoque diario y en las estrategias que usan para alcanzar resultados sobresalientes.
Primero, estos líderes tienen claridad sobre su objetivo y propósito. Más allá de los objetivos trimestrales, saben exactamente hacia dónde se dirigen a largo plazo. Y aún más importante es su capacidad para comunicar esa visión e involucrar a sus equipos, logrando que cada miembro sienta ese propósito como algo propio. Estos líderes entienden perfectamente que, sin alinear voluntades ningún resultado es sostenible. Tal como lo señalaba Chester Barnard hace más de 100 años, una función fundamental de los líderes es movilizar la voluntad, partiendo de la premisa que las organizaciones son “el resultado de la cooperación humana consciente, deliberada y encaminada a un fin”.
Segundo, la capacidad de gestionar información para tomar decisiones adecuadas es fundamental en contextos de incertidumbre como los que vivimos actualmente. Los líderes excepcionales se destacan por no temerle al riesgo inteligente. Calculan los escenarios y sus implicaciones, se preparan para decidir con rapidez y determinación. Los mejores son aquellos que se sienten más cómodos en terrenos poco explorados y que utilizan su intuición empresarial como brújula cuando los datos no son suficientes.
Otro aspecto clave es el manejo de la presión y la adversidad. Hemos observado que quienes alcanzan mayor éxito no necesariamente evitan el conflicto o las dificultades, sino que las aprovechan como oportunidades para fortalecerse. Aprenden de las equivocaciones, ajustan la estrategia y vuelven al juego con mayor sabiduría.
Tercero, y más importante aún, es que todo lo anterior de nada sirve si no entendemos el estilo de liderazgo desde la perspectiva humana. Los mejores líderes construyen entornos de confianza, respeto y colaboración. Son conscientes de que ningún logro es individual y su éxito radica en multiplicar el talento y el potencial de quienes los rodean. Finalmente, son personas que, desde su humildad como individuos y no desde altas posiciones, están dispuestas a aprender y a contribuir al crecimiento de otros.
Estamos en un contexto donde el cambio es permanente y cada vez más veloz. Ante este dinamismo e incertidumbre, la capacidad de una organización para adaptarse y atender a las crecientes exigencias de sus múltiples grupos de interés marca su posibilidad de supervivencia. Esto es especialmente cierto en Colombia, donde un historial de conflictos y zonas apartadas revelan un país fragmentado y lleno de necesidades.
Esto implica que las organizaciones deben desarrollar la capacidad de diseñar soluciones innovadoras, con visión global, que aporten al desarrollo local y que sean responsables social y ambientalmente. Lograrlo requiere un liderazgo que comprenda esta complejidad, las múltiples variables que intervienen en los procesos de toma de decisiones y la capacidad de coordinar equipos multidisciplinarios para alcanzar objetivos conjuntos.
Entonces, ¿cómo continuar perfeccionando las capacidades de liderazgo?
El desarrollo y fortalecimiento de estas capacidades para afrontar los retos y oportunidades de manera responsable y con mentalidad innovadora se constituye es un objetivo fundamental de los líderes que sobresalen.
Desde la Universidad de los Andes creemos firmemente que los líderes se esfuerzan por conocerse, cuidarse y superarse para liderar con responsabilidad e innovación. Esto implica ejercer el liderazgo de manera responsable e innovadora en todas sus esferas de responsabilidad (consigo mismo, sus equipos, organizaciones y ecosistemas), con el fin de generar un impacto positivo en la sociedad.
La mentalidad responsable se centra en la ética y la sostenibilidad. Los líderes están preparados para actuar con ética al tomar decisiones. En materia de sostenibilidad, promueven el equilibrio entre la creación de valor económico, social y ambiental. Se esfuerzan por mejorar el bienestar de la sociedad y respetar los derechos de las generaciones futuras y de los más desfavorecidos.
La mentalidad innovadora de los líderes de Uniandes implica cultivar la creatividad y desarrollar las habilidades para impulsar el cambio.
Avanzar hacia un liderazgo responsable e innovador significa, en síntesis, asumir un compromiso activo y de largo plazo consigo mismo, con las organizaciones y la sociedad, buscando el balance entre estos.