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Balanza económica

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Categoría: Análisis
Balanza económica

La balanza económica de Petro está desajustada. Al cumplirse dos años del Gobierno Petro es poco el balance que puede hacerse. Normalmente en este tipo de análisis se pone en una balanza lo bueno y lo malo para intentar encontrar un equilibrio. Sin embargo, es tan pobre el avance de este Gobierno, que lo que se tiene es un total desbalance.

Tal y como sucede con un niño solo sentado en el sube y baja de un parque, hay poco que haga contrapeso a los malos indicadores de Colombia. Aunque hay que reconocerle que algo favorable tiene.

El dato general de la balanza económica

Empecemos por la actividad económica del país. En 2022, cuando Petro llegó a la presidencia, recibió una economía que crecía al 7 %. Un año después, el dato quedó en terreno negativo con un -0,7 %, y al llegar al primer trimestre de 2024, el PIB creció por debajo del 1 %.

Todavía no hay datos del PIB del segundo semestre, aunque el Índice de Seguimiento a la Economía (ISE) nos puede dar una aproximación a lo que será el dato definitivo. Así, es posible que en el segundo trimestre de 2024 el comportamiento del PIB marque un crecimiento por encima del 1,5 %.

Esto, si bien puede verse como algo positivo, es tremendamente mediocre. En el segundo trimestre del año pasado la economía apenas creció por encima del 0%. Por eso el dato de 1,5 % no es bueno.

Sectores en crisis

Pese a considerarse como dueño y señor de la verdad económica, Petro se encargó de sumir en una crisis sin precedentes a más de un sector productivo. La construcción, industria y comercio están a punto de naufragar -como ya lo han hecho miles de empresas-.

La industria, es el caso más dramático. En el primer trimestre de 2024 acumuló cuatro periodos de caídas. Exceptuando la pandemia, nunca se había visto un desplome de esas características. Tan solo en 2023 cayó 3,6 % y en el arranque de 2024 sumó otra caída de casi 6 %.

Por los lados de la construcción el panorama tampoco es favorable. Si bien en el primer trimestre de este año el sector logró crecer un tímido 0,7 % anual, la realidad muestra que los cuatro trimestres anteriores solo se registraron caídas.

La incertidumbre política, la falta de reglas claras y una sensación de que todo está sujeto a la voluntad con la que se levante el burgomaestre después de su agenda privada, son las responsables de este pésimo registro. Esto, sin mencionar la improvisación que se tuvo con los programas de subsidios para vivienda. Gracias a esto miles de familias desistieron de adquirir una.

Todo esto se ve reflejado en el comercio. La última vez que el sector creció fue en el cuarto trimestre de 2022, jalonado por, tal vez, la única navidad con esperanza de este cuatrienio.

La balanza económica para estos sectores es totalmente negativa.

Zozobra rampante

Convenientemente, el DANE dejó de publicar la encuesta del “pulso social”. Ahí se registraba la confianza de los consumidores y otros indicadores de “sentimiento” de la población. No obstante, hay otros índices con trayectoria que arrojan información similar.

En el caso de la confianza de los consumidores, Fedesarrollo lleva años midiendo esta variable, por fortuna.

En esta serie estadística, hay que reconocer que los consumidores colombianos no se caracterizan por su optimismo. Rara es la vez que el balance de este indicador muestra cifras positivas. Sin embargo, para ser un gobierno que prometió un cambio, poco es lo que se movió este indicador de confianza en estos últimos dos años -se ha mantenido entre el -30 % y el -10 % aproximadamente-.

Es más, cuando se indaga por las condiciones económicas de los hogares, el indicador registra datos peores a los que se tenían antes de la pandemia. Así, la balanza económica de los hogares pinta mal.

Ahora bien, de acuerdo con las otras encuestas de este centro de pensamiento, el ambiente por el lado de los empresarios tampoco es que esté mejor.

En cuanto al índice de confianza comercial, si bien el dato está en terreno positivo con un balance de 8,6 %, el panorama amplio muestra que desde principios de 2022 -justo después de los resultados de la elección de Gustavo Petro- la tendencia de este índice es a la baja.

Por el lado de los industriales la situación es peor. Si bien la tendencia es la misma que la de los comerciantes, este indicador ya lleva en terreno negativo varios meses. No se podía esperar otra cosa con una industria que se encuentra en recesión.

¿Empleo? otro factor que se suma a la débil balanza económica

El empleo fue una de las variables que tuvo un buen comportamiento en los primeros trimestres del Gobierno. No obstante, esto fue a pesar de la administración Petro y no gracias a ella. La inercia que llevaba la economía permitió que esta generación de empleo se mantuviera por un lapso adicional.

En este momento, ya se nota un deterioro del mercado laboral. Así, mientras en junio de 2023 la tasa de desocupación fue del 9,3 %, para el mismo mes de 2024 retrocedió un punto completo hasta el 10,3 %, esto fue una destrucción de cerca de 130.000 empleos en un año.

Precios retomando la moderación

Ahora bien, hay que decir que la inflación durante el Gobierno Petro viene moderándose. Ojo, esto no quiere decir que los precios hayan bajado, solo que se elevan a un ritmo menor.

Sin embargo, esto no es necesariamente producto de las políticas gubernamentales. Buena parte del ajuste se debe a la responsabilidad monetaria del Banco de la República, que supo atajar -aunque un poco tarde- la escalada inflacionaria.

Así, es cierto que en agosto de 2022 Petro recibió una inflación de 13% al cierre de 2022 y ahora está en menos del 7 %, pero no fue por su gestión. De hecho, la reforma tributaria y el alza de combustibles jugaron en contravía del control de la inflación. Aunque hay que reconocer que esto último era necesario para reducir el déficit del FEPEC.

Daño de años

Dejando de lado el tema de seguridad, los billonarios escándalos de corrupción y el desmedido gasto público en actividades que podrían catalogarse de turismo y esparcimiento a costa de los impuestos de los colombianos, hay otros elementos que no dejan ver un balance favorable de la primera mitad del gobierno Petro.

Los anuncios de una nueva reforma tributaria no hacen nada bien para la reactivación del país y la retoma de confianza. En esta misma línea, parece que el Gobierno está empecinado en ahuyentar tanta inversión como le sea posible.

Empezó con las teorías de decrecimiento y los ataques al sector de hidrocarburos, pero ahora se expandió a casi todos los niveles productivos. Tan es así que la inversión en el país cayó casi un 25 % en 2023 frente a 2022 y lo que lleva de 2024 no tiene cara de mejorar.

El problema es que esta falta de inversión perjudicará al país mucho más allá del término del Gobierno actual. Esta variable es clave para el crecimiento potencial de la economía nacional y, con los datos actuales, es factible pensar en que ese potencial ya bajó entre 0,5 y 1 punto porcentual, frente a lo que se tenía antes.

Esto se traduce en menos crecimiento, menos desarrollo, menos empleo y más pobreza.

Prueba de ello son todos los anuncios alrededor del desbalance fiscal, la necesidad de incrementar topes de deuda, la posibilidad, incluso, de incumplir la regla fiscal, entre otros disparates propios de quien está encartado con el poder.

De gris a oscuro

Dicho esto, es mejor no edulcorar el ambiente ni dar falsas expectativas. Lo único que mostró el Gobierno Petro en su primera mitad fue una capacidad casi ilimitada para la improvisación, pésimo manejo económico y un terrible ambiente para la inversión y el consumo.

Lo peor es que no hay nada que indique que esto vaya a mejorar. Si al principio del Gobierno al menos había una parte del gabinete ministerial con credenciales técnicas y profesionalismo, hoy se tiene un comité de aplausos y fanáticos que abogan solo por su bienestar y el de su líder.

Se vienen dos años de comportamiento económico poco destacable. Sumados a ataques a la democracia y una victimización rampante.

La esperanza es que las instituciones que aún no ha podido infectar el Gobierno sigan aguantando. Además, que los empresarios y hogares tengan el suficiente aire para mantenerse a flote estos 24 meses.

Esto, obviamente, si en 2026 se cambia el péndulo político del país. De lo contrario, Colombia estará condenada a décadas de mediocridad económica. La balanza económica actual lo deja más que demostrado.

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