Tecnología y mujer son dos elementos que deberían ir más de la mano porque, aunque el aporte femenino al desarrollo tecnológico a lo largo de la historia ha sido contundente, también ha sido escaso y eventual. Hoy en día no hay motivo para continuar contando la misma historia.
En Latinoamérica, solo el 23% de las mujeres trabajan en el sector TI, según lo indicó el estudio «Mujeres en TI», elaborado por IT-Talent Research el año pasado. Es un problema que viene de la mano con la eterna brecha de género en el ámbito laboral. El DANE encontró en su estudio más reciente de «Mujeres y Hombres: Brechas de género en Colombia», que solo 3 de cada 10 mujeres trabajan en tecnología.
Quizá el problema viene de mucho más atrás, desde la academia. Las carreras de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas también cuentan con menor participación femenina, y esa misma diferencia se refleja en un menor salario frente a los hombres.
Es un panorama que tanto instituciones como empresas deben contribuir a cambiar, porque el papel de la mujer podría ser mucho más significativo, a la vez que incentivaría a que muchas más mujeres vean el sector TI como un campo aspiracional donde poder triunfar de manera justa. Y no se trata de un discurso ideológico. La mujer, realmente, trae consigo una serie de habilidades que impactan de manera positiva en la industria.
Según el informe «La mujer en la gestión empresarial: cobrando impulso en América Latina y el Caribe», realizado por la Organización Internacional del Trabajo (OIT), más del 57% de las organizaciones afirma que sus iniciativas a favor de la diversidad de género han contribuido a mejorar su rendimiento empresarial. Y una encuesta de McKinsey señaló que las empresas que invirtieron en iniciativas a favor de la mujer mejoraron sus beneficios y un 38% esperan retornos, además de transformar la experiencia de empleados y empleadores.
Además de la inteligencia y capacidad creadora, que ya está demostrada por la historia, la mente femenina tiene un don organizacional innato, que permite orquestar con precisión los elementos que conducen a una compañía al éxito: son excelentes administrando recursos, su capacidad de análisis es natural, se enfocan en los resultados, lideran, son resilientes ante la dificultades, tienen instinto y poseen un gran agregado de sensibilidad, capacidad de escucha y empatía que, hoy en día, son habilidades blandas fundamentales para las compañías.
En esta revolución tecnológica sin precedentes a la que estamos ingresando, la extrema tecnificación y digitalización de la vida requerirá una visión humana que soporte estos cambios, a la vez que fortalezca los lazos que unen a los equipos en la búsqueda del éxito en esta carrera hacia el futuro.
El lado positivo es que hemos ido avanzando en este proceso. En Latinoamérica, se ha visto aumentar la presencia femenina en altos cargos de la industria tecnológica un 18%; las contrataciones en puestos tecnológicos como directoras de tecnología y desarrolladoras web están en un 60% y 43% respectivamente, según una reciente encuesta de LinkedIn. Y compañías tecnológicas globales con presencia en Colombia también contribuyen a este cambio de paradigma. En Infobip, por ejemplo, tan solo en Bogotá, de sus 154 empleados, 63 son mujeres, y a nivel Latinoamérica, de sus 380 empleados, 130 son mujeres.
El cambio se está dando y se debe seguir luchando por estrechar más la brecha. Que haya más mujeres al frente de la tecnología contribuye a construir un gran panorama que inspire a las nuevas generaciones de mujeres, para que puedan visualizarse como grandes agentes en la transformación tecnológica de nuestro presente, y que esta aspiración deje de ser solo un sueño para convertirse en una realidad palpable.