El avance de la tecnología, el fortalecimiento de las estrategias de relacionamiento de las empresas que con el tiempo han ampliado sus grupos de interés y la necesidad de superar los desafíos que generan contextos económicos y de mercado cada día más cambiantes, han hecho que las organizaciones se transformen, y en algunos casos, reinventen sus modelos de liderazgo.
Actualmente, los principales cambios se inclinan hacía un liderazgo menos autoritario y más participativo, en donde se descentralizan las decisiones, sin perder de vista las responsabilidades. “Acá la participación de los colaboradores es clave para promover el aprendizaje, la creatividad, la innovación y fomentar el trabajo colaborativo”, afirma Leonardo Briceño, docente del programa de Administración de Empresas de Areandina, sede Bogotá.
Asimismo, actualmente es tendencia el liderazgo apoyado en la tecnología, en el que el líder debe contar con habilidades digitales para poder aprovechar los mejores recursos que brida la Inteligencia Artificial, la Big Data y el análisis de datos, entre otras soluciones emergentes con el fin de optimizar y agilizar las tareas operativas, fortaleciendo a su vez el pensamiento estratégico para tomar mejores decisiones.
Luego, sobresale un estilo de liderazgo basado más en herramientas blandas alternativas y menos en conocimientos técnicos. ¿De qué se trata? “Acá hablamos de un ejecutivo que se está apoyando de recursos como el mentoring, para guiar al aprendiz; del coaching, con el fin de entrenar al empleado; y del mindfulness, que permite al colaborador tener una conciencia plena y de aceptación del momento presente, intencional y no enjuiciadora de los pensamientos, sensaciones y/o emociones”, indica Briceño.
A la par, es importante destacar la inclusión de la diversidad en los entornos corporativos y cómo este factor también ha impactado el liderazgo organizacional. Bajo este concepto, se vienen transformando las características de un verdadero líder, que ya no sigue estereotipos determinados, sin discriminación por raza, etnia, género, cultura, orientación sexual, ideología, etc., en el equipo de trabajo.
Cinco tendencias para tener en cuenta
Primero, Laissez – Faire: Busca brindar al empleado mayor empoderamiento y libertad en sus funciones, sin tener que ejercer mayor supervisión.
Segundo, liderazgo centrado en objetivos: Se trata de no enfocarse en el cumplimiento de un horario de trabajo, sino en alcanzar el KPI por parte del colaborador.
Tercero, liderazgo democrático: Tiene en cuenta a los colaboradores como personas que tienen voz y voto en las decisiones, promoviendo el compromiso y fomentando el espíritu de trabajo en equipo.
Cuarto, liderazgo adaptativo: Consiste en tener la fortaleza, la flexibilidad y las habilidades para poder enfrentar los constantes y complejos desafíos del cambio turbulento que deben sobrepasar las organizaciones.
En cuanto a las principales características que entonces debe tener un líder empresarial, Briceño destaca las habilidades blandas y gerenciales sobre las competencias técnicas.
“Inicialmente las habilidades sociales son fundamentales, pues el líder moderno debe saber desenvolverse en entornos sociales, saber trabajar en equipo, ser flexible, aceptar la diversidad de pensamiento y ser abierto al aprendizaje”, dice.
Posteriormente, debe ser una persona visionaria. Para ello es clave que el ejecutivo se enfoque en el cumplimiento de objetivos identificando oportunidades en las que se puedan emplear la innovación y la creatividad.
Finalmente, son también determinantes las habilidades de comunicación y la inteligencia emocional. “Las primeras, permiten transmitir los mensajes y las instrucciones con claridad para evitar reprocesos, saber retroalimentar, resolver conflictos y poder expresarse adecuadamente por escrito, de forma verbal y no verbal; además, favorece la escucha y la empatía con el fin de comprender y actuar frente a las necesidades de los empleados”, agrega Briceño.
Por su parte las segundas, como su mismo nombre lo indica, ayudan a manejar las emociones para que no dominen a la persona, entre ellas, el mal genio, la tristeza y/o la ansiedad. “Con el propósito de saber manejar nuestras emociones en el contexto adecuado y saber tomar decisiones de forma acertada a pesar de las adversidades, se recomienda practicar el mindfulness”, añade el docente de Areandina.
En cuanto a los modelos actuales de liderazgo empresarial, Briceño resalta, en primer lugar, al liderazgo transformacional, que busca motivar a través del ejemplo y de la visión de futuro a los empleados para alcanzar la excelencia, la innovación, la creatividad y el desarrollo personal; segundo, el de servicio, que implica tener vocación hacia el equipo de trabajo, comprometiéndose siempre con el bienestar de los colaboradores; tercero, el situacional, que se caracteriza por ejercer un liderazgo que se adapta a cada contexto; y cuarto, el distributivo, en el que se empodera a los empleados para que puedan cumplir y alcanzar gracias a sus capacidades los objetivos organizacionales.