Transformación de los territorios y estrategias para preservar la cultura son los objetivos de los trabajos de grado de los estudiantes de este pregrado.
Cerca de 400 estudiantes de la Licenciatura en Etnoeducación de la Universidad Pontificia Bolivariana, en convenio con el Instituto Misionero de Antropología – IMA, se encuentran en el EcoCampus de la UPB realizando el componente presencial de su pregrado. Esta Licenciatura inició hace 53 años y tiene como propósito la expansión de la educación superior a los lugares más apartados del país, como Toribío (Cauca), Puerto Asís y Sibundoy (Putumayo), y Medellín.
En este componente presencial los estudiantes visitan la sede principal de la UPB en Medellín, Laureles, cada 6 meses durante 20 días, tiempo en el que cumplen con el 50 % de las asignaturas. Posteriormente, realizan trabajo de campo en sus territorios, donde abordan el otro 50 % con el acompañamiento virtual de los docentes y la asignación de materiales por parte de las instituciones.
En esta licenciatura se potencializa a las personas para que trabajen por su comunidad a través de una formación interdisciplinaria, en la que prima el reconocimiento de la lingüística, la antropología, la pedagogía, las ciencias sociales y la investigación. Es por esto que los trabajos de grado que realizan los estudiantes se enfocan en la resolución de problemas territoriales, la preservación y memoria de valores culturales, entre otros.
Tal es el caso del trabajo de grado de Ana Teresa Córdoba, proveniente del municipio de Acandí, Chocó, quien cursa actualmente 6° semestre. Su investigación se enfoca en el rescate de la medicina tradicional, cultura que para ella se está perdiendo. La fase inicial de este proyecto la está llevando a cabo en el resguardo indígena Pescadito, de dicho departamento, el cual tiene 150 habitantes.
“Nos estamos enfocando en que las personas vuelvan a retomar la medicina tradicional. Lo primero es que les decimos a los niños la importancia que tienen las plantas, se las mostramos y explicamos para qué sirve cada una, así ellos las van reconociendo y adquiriendo el conocimiento. En el momento que las necesitan se las damos a probar y ellos mismos se dan cuenta que sí sirven y son buenas”, expresó Ana Teresa Córdoba, estudiante de la Licenciatura en Etnoeducación de la UPB.
Ana Teresa decidió estudiar la Licenciatura en Etnoeducación para fortalecer sus conocimientos y poder brindarle una mejor educación a su comunidad, ya que tiene en su casa un centro educativo llamado Fundación Renacer, donde brinda refuerzos a niños de básica primaria desde hace 6 años.
Para Juvenal Martínez Uribe, estudiante de 10° semestre e indígena Kubeo del departamento de Vaupés, la combinación de la teoría y la práctica es fundamental. Con esta metodología él ha fortalecido su capacidad investigativa y ha podido confrontar la teoría con la realidad de su territorio, logrando transmitir todo el conocimiento adquirido a sus estudiantes del colegio donde es docente desde el 2011.
El trabajo de grado de Juvenal Martínez se ha enfocado en implementar estrategias de tradición oral, con el fin de conservar las tradiciones culturales en la comunidad de la etnia Curripaco. “Vemos que se está desvalorando y desvirtuando el saber de los abuelos, ya los jóvenes no le ponen interés, entonces queremos conservar esas historias, costumbres y formas de vida para que no se desmerite la identidad”.
La UPB identifica un gran potencial en los estudiantes que entran en esta licenciatura y quiere seguir fomentando la formación de estos maestros para que se desempeñen en sus comunidades, ejerciendo liderazgo e influyendo en la calidad de vida y en el desarrollo de cada una de sus poblaciones.