Viraje hacia modelos administrativos y operacionales ágiles y flexibles, la disponibilidad de capital de riesgo para fase temprana y métricas no solo financieras, entre los desafíos del país.
El paradigma de que las corporaciones son grandes y poderosas, y que los emprendimientos de base tecnológica o startups son pequeñas y débiles es hoy un asunto del pasado. La fuerte irrupción tecnológica no solo lo ha desbaratado, sino que ha puesto de presente una interdependencia de ambos en el ecosistema empresarial, como una oportunidad latente para que unos y otros sean más competitivos.
Sin embargo, hay unos desafíos enormes si se quiere dar con efectivad este paso. Los cambios culturales en las organizaciones, así como el que las startups sean intensamente tecnológicas, más allá de sentirse como modelos de negocio apalancados en la tecnología, son algunos de ellos.
El tema fue tratado durante un foro ‘Rol de la gran empresa en el ecosistema de emprendimiento’, organizado por el CESA y Unilever, donde organizaciones como ANDI, INNpulsa Colombia, Grupo Bolívar Davivienda y Endeavor compartieron sus perspectivas sobre cómo pueden articularse los distintos actores del ecosistema para propiciar las condiciones que permitan generar el impacto que buscan las grandes compañías al integrar modelos de negocios emergentes en sus cadenas de valor.
Intensificar la tecnología, el gran reto
Dentro de los retos que presenta el ecosistema para que los startups logren crear valor con el apoyo del empresariado se encuentran aspectos como la transformación cultural hacia modelos administrativos y operacionales ágiles y flexibles, la disponibilidad de capital de riesgo para fase temprana y contar con métricas, no necesariamente financieras, para los proyectos de innovación.
Para América Castiblanco, VP de Aceleración y Emprendimiento de INNpulsa, hay pendientes para que sea más efectiva la relación entre corporativos y startups. En su concepto, un primer desafío es cómo hacer que las empresas sean más tecnológicas. “El hecho de que tengan un modelo de negocio innovador, no necesariamente implica que tengan la palanca tecnológica y que sus equipos sepan de tecnología”.
Además de desenvolverse en el ecosistema, en palabras de Juan Camilo Montes, director de la Cámara de Alimentos de la ANDI, de lo que se trata es que muchos de los emprendimientos “usen intensamente la tecnología para resolver asuntos que las cadenas de valor y los mercados requieren”.
Por su parte, la VP de INNpulsa resaltó que otro desafío es el cambio de mentalidad, origen para que las empresas sean más productivas y competitivas. Y es que “no solo se trata de tecnología sino además de procesos que lleven a la eficiencia y a trabajar menos, pero de forma más inteligente”.
Esto es consistente con lo que ocurre al interior de los emprendimientos de alto impacto, cuyos equipos tienen una mentalidad de crecimiento exponencial.
Se requiere, por otro lado, hacer esfuerzos para crear empresas más sofisticadas. Esto es, que adopten una economía del conocimiento, lo que implica promover “conexiones de los laboratorios universitarios con los emprendimientos para que puedan prototipar”.
Camila Salamanca, managing director de Endeavor, señaló que hay que crear disrupciones para romper paradigmas. Una manera de hacerlo, explicó, es atraer emprendimientos que ya han resuelto retos, para introducir sus soluciones a las cadenas de valor y generar “nuevas maneras de hacer las cosas”. “Las startups reciben acompañamiento, capital, para que crezcan y las corporaciones se vuelven clientes relevantes para las startups, creando un efecto multiplicador con algunas otras”, explicó.
Emilia Restrepo, rectora del CESA, destacó que, como parte del ejercicio de dinamizar el ecosistema, resulta esencial que desde la academia se persista en las investigaciones para acompañar a las organizaciones en sus proyectos de innovación y desarrollo, y mover el conocimiento sobre el emprendimiento en el país, que incluyen, hoy más que nunca, el papel de los negocios de base digital o startups.
Un panorama
Con la exitosa expansión de los emprendimientos y startups en el país, las grandes empresas han empezado a interactuar con estas de diferentes maneras. Algunas han apostado por crear aceleradoras y fondos de inversión; otras por integrarlas en su cadena de abastecimiento o generar spinoffs para cubrir necesidades de su negocio.
Según información manejada por la ANDI, los startups persiguen tres intereses: mentalidad y cultura, conexiones y financiación.
De la inversión total que han recibido los startups en Colombia, entre el 12% y el 15% provienen de fondos de Corporate Venture Capital (CVCs). Con inversiones hechas mediante este mecanismo, el 58% tiene la intención de apalancar algún objetivo estratégico de la corporación.
Con más de 150.000 puntos de venta en Colombia y una red de proveedores en el que el 85% son colombianos, Unilever ha puesto en marcha algunos programas como TRANSFORM y UniPyme, enfocados en escalar emprendimientos mediante subvenciones, transferencia de conocimiento, apoyo empresarial y generación de capacidades.
“Es un desafío que requiere apertura y articulación con nuestra cadena de valor extendida y con los distintos actores del ecosistema; por eso estamos propiciando los espacios para tener estas conversaciones”, dijo Rodrigo Sotomayor, gerente general de Unilever en Colombia.