El Gobierno está vendiendo la idea de importar gas de Catar como una solución milagrosa. Pero la realidad es menos amable. Lo que realmente muestra este anuncio es que, desde que comenzó la improvisación y el extremismo ambientalista, era cuestión de tiempo para que perdiéramos autosuficiencia energética. Y ahora, estamos en aprietos.
La caída en las reservas y la producción nacional de gas nos ha llevado a este punto, y la decisión de importar gas natural licuado (GNL) traerá consecuencias económicas serias en el corto, mediano y largo plazo. Veamos el panorama:
1. Aumento de costos de energía
El GNL importado es mucho más caro que el gas local. De hecho, puede llegar hasta 10 veces más caro. Esto se traducirá en tarifas más altas.
Entonces terminaremos con una presión inflacionaria porque la energía más cara se trasladará al precio de bienes y servicios, impulsando la inflación.
2. Deterioro de la balanza comercial
Colombia, que antes exportaba gas, ahora tendrá que gastar divisas para importarlo. Y no, de turismo y aguacates no van a llegar todos esos dólares.
- Déficit proyectado para 2026: 171 GBTUD
- Costo anual de las importaciones: más de $1,000 millones de dólares
Esto empeorará el déficit comercial y podría llevar a una mayor devaluación del peso.
3. Impacto en la industria y el empleo
Sectores intensivos en gas (cemento, acero, alimentos procesados) enfrentarán costos más altos, lo que afectará su competitividad. Es decir, hogares con menos posibilidades de comprar casa, con una dieta más restringida y con el temor de perder sus trabajos.
- Menores márgenes = menos inversión y posibles cierres
- Menor actividad industrial = despidos y menor contratación
La generación térmica también podría volverse menos rentable, afectando la estabilidad del sistema eléctrico.
4. Presión fiscal y subsidios
Para evitar un golpe directo a los hogares de bajos ingresos, el Gobierno probablemente tendrá que aumentar los subsidios energéticos.
- Más subsidios = menos recursos para salud, educación y otros sectores
- Menos producción local = menos ingresos para Ecopetrol y caída en regalías
El problema es que, con las finanzas públicas como están, esta vía es insostenible.
5. Golpe al consumo y la economía doméstica
Con tarifas más altas y salarios estancados, los hogares tendrán menos capacidad de gasto.
- Hogares de bajos ingresos serán los más afectados.
- Menor consumo interno podría frenar aún más el crecimiento económico.
6. Dependencia externa y vulnerabilidad
Al depender del mercado global de GNL, nos exponemos a:
- Eventos geopolíticos
- Picos de demanda
- Volatilidad de precios
Esto debilita la soberanía energética y la seguridad del suministro.
7. ¿Beneficios a largo plazo? Limitados
El alto costo del gas importado podría:
✅ Incentivar la inversión en energías alternativas (pero no antes de 2030).
✅ Presionar al Gobierno a reconsiderar la exploración de hidrocarburos (producción viable hacia 2029-2030).
8. ¿Qué escenarios podemos esperar?
- Corto plazo (2025-2026): Mayor inflación, déficit comercial creciente y crecimiento económico débil.
- Mediano plazo (2027-2030): Si no se reactiva la producción local, el costo acumulado de las importaciones podría superar los $5,000 millones.
- Peor caso: Si las importaciones fallan después de 2026, podríamos enfrentar una crisis energética con apagones y racionamiento industrial. ¿Se acuerdan de lo que pasó en el Gobierno Gaviria a principios de los 90?
En conclusión, importar gas es caro y nos hará más vulnerables. Esto traerá más inflación, un déficit comercial más profundo y menos competitividad industrial. La solución estructural pasa por reconsiderar la política de exploración, porque los subsidios y las buenas intenciones no serán suficientes para mantener las luces encendidas.