El Banco de la República acaba de lanzar su Reporte de Estabilidad Financiera, con una mezcla de buenas noticias, pero también con desafíos. Claro, hay que considerar que el grueso del informe considera un periodo en el cual la irresponsabilidad fiscal por parte del Gobierno Nacional no era tan rampante. Aun así, vale la pena destacar algunos elementos.
Los claros
Por el lado positivo, la banca colombiana sigue demostrando una resiliencia notable. A pesar de la incertidumbre global y local, los bancos mantienen niveles de capital y liquidez que muestran solidez.
Además, el informe mostró una recuperación gradual del activo y del crédito, especialmente en vivienda y microcrédito. Las encuestas del Banco de la República insinúan una mayor demanda de crédito y menos restricciones, lo que era una buena señal para la reactivación. Nótese el ‘era’, porque con la suspensión de la Regla Fiscal, esto ya entra en el ‘veremos’.
Para cerrar el podio de lo bueno, está la calidad de la cartera. Este indicador mostró una mejora en la primera parte del año y la rentabilidad de los bancos empieza a repuntar. Parece que lo peor de la morosidad ya pasó (o, al menos, había pasado).
Los oscuros
Pero, como en toda buena historia, hay un «sin embargo». Y lo más triste es que proviene casi exclusivamente del desastroso manejo fiscal del Gobierno Nacional.
La incertidumbre macroeconómica global y, sobre todo, los riesgos fiscales en Colombia, siguen siendo un dolor de cabeza. Las primas de riesgo soberano lo confirman: el mercado está nervioso y cada vez nos creen menos. Y eso que todavía está la posibilidad de sanciones financieras por parte de EE. UU., una situación que dispararía el dólar en el país.
En la misma vía está el riesgo de crédito. Sí, ha mejorado, pero la morosidad sigue alta. Y ojo con las empresas, especialmente en comercio y manufactura: las simulaciones muestran un aumento de las «firmas frágiles», lo que podría significar más insolvencias si el panorama empeora. Si a esto se le añade el componente del decreto 0572 que firmó el escurridizo ministro de Hacienda, Germán Ávila, que adelantó las retenciones de 2026, el lastre será más grande de lo esperado.
Finalmente, la exposición del sistema financiero a los TES (títulos de deuda pública) es un riesgo latente. Los bancos se han convertido en los segundos mayores tenedores de estos títulos. El problema es que la incertidumbre fiscal, perjudica el mercado de deuda, por lo que se verá una menor disposición a colocar crédito, lo que pondrá en pausa la tenue recuperación.
¿Qué nos deja esto?
La economía colombiana, y su sistema financiero, están en un punto de inflexión. Tenemos fortalezas innegables, construidas sobre años de prudencia y una gestión sólida. Pero los vientos en contra, principalmente internos, nos obligan a mantenernos alerta.