Con una inversión de más de 100.000 millones de pesos, el recinto integra academia y empresa privada en un modelo innovador de gestión cultural.
El sector del entretenimiento y las industrias creativas en Colombia ya aportan cerca del 3% del PIB nacional, según cifras de la Asociación Nacional de Instituciones Financieras (Anif), y su peso es aún mayor en regiones con vocación cultural como el Valle del Cauca. En este contexto, la Arena USC, inaugurada en diciembre pasado, se perfila como un catalizador de la economía cultural en Cali, con un balance que refleja tanto dinamismo artístico como impacto económico.
Este escenario, cimentado por la Universidad Santiago de Cali, en apenas nueve meses de operación, ya ha albergado 22 conciertos, y sus directivos proyectan cerrar 2025 con cerca de 50 eventos. Cada presentación tiene un efecto multiplicador que trasciende lo musical: impulsa el turismo, dinamiza la hotelería, fortalece el comercio y eleva el consumo en transporte, gastronomía y servicios complementarios.
De acuerdo con el Dane, un turista cultural en Colombia gasta en promedio entre $1,2 y $1,5 millones por visita, incluyendo boletería, alojamiento y alimentación. Si se multiplica por los miles de asistentes que acuden a este tipo de espectáculos, se dimensiona el impacto real que la Arena USC empieza a tener sobre la economía caleña.
Una inversión de $100 mil millones que genera confianza
El recinto, cuya construcción representó una inversión superior a los $100.000 millones, se erige como el resultado tangible de una alianza visionaria entre la academia y el sector privado, ya que es operado por Arecol SAS.
Este modelo no solo dio vida a un espacio cultural de primer nivel, sino que simboliza un nuevo paradigma de gestión donde la educación, la economía y la cultura confluyen para transformar a Cali en un epicentro creativo. Tal como lo afirma Carlos Fernández, CEO de la compañía, la Arena USC materializa la apuesta por generar sinergias sostenibles capaces de dinamizar la economía regional, enriquecer la experiencia artística y proyectar a la ciudad hacia un escenario global de competitividad e innovación cultural.
“Gracias a este trabajo mancomunado, Cali se proyecta como una ciudad innovadora, impulsada por la visión institucional del rector de la Universidad Santiago de Cali, Carlos Andrés Pérez Galindo, quien ha promovido un modelo de desarrollo inclusivo con impacto directo en la región”.
La Arena USC cuenta con capacidad para 2.200 personas y tecnología de última generación en luces, sonido y video, lo que permite que incluso artistas produzcan sus propios espectáculos en condiciones técnicas de nivel internacional.
Competitividad cultural y atracción de inversión
Para empresarios como Hroy Chávez, la Arena USC llena un vacío histórico en Cali:
“Muchas veces el público caleño se quedaba sin disfrutar de espectáculos de formato mediano porque no existía un lugar adecuado. Este escenario amplía la oferta cultural de la ciudad y genera comodidad y ventajas logísticas para el público y los artistas”.
El empresario de eventos Carlos José Hernández complementa que la infraestructura no solo transforma la dinámica de la ciudad, sino que también eleva la experiencia del espectador a un nivel premium.
Con este nuevo escenario, Cali aspira a replicar lo que ha ocurrido en Bogotá y Medellín, donde, según estudios de la Cámara de Comercio, cada gran concierto genera en promedio más de $20.000 millones en transacciones locales.
Hacia un polo cultural y económico
La Arena USC no solo amplía la oferta cultural, sino que también refuerza la competitividad de Cali como destino de turismo de eventos, al ser una apuesta que se articula con un sector de industrias creativas que ya representa más de 600.000 empleos en el país, muchos de ellos concentrados en servicios culturales, audiovisuales y artísticos.
La Arena USC es más que un escenario de espectáculos: es un símbolo de cómo la cultura puede convertirse en motor de desarrollo económico y social. Con su agenda de cerca de 50 conciertos para este año, el recinto no solo promete entretenimiento de calidad, sino que también proyecta a Cali como una capital cultural con capacidad de atraer inversión, generar empleo y posicionarse en el mapa global de la economía creativa.