- Un paciente pierde en promedio 10,9 días laborales anuales debido a su condición.
- Las personas que viven con esta enfermedad tienen un 14 % más de predisposición a desarrollar depresión que quienes no presentan esta condición, y un 17 % más de probabilidad de sufrir ansiedad
La dermatitis atópica es una enfermedad crónica e intermitente que produce prurito intenso (picazón), irritación y enrojecimiento de la piel[1]. En el mundo, esta condición afecta aproximadamente al 20 % de los niños y hasta al 10 % de los adultos, aunque su prevalencia varía entre países. En Colombia, se calcula que existen 3.415 casos por cada 100.000 habitantes[2].
La dermatitis atópica refleja una disfunción del sistema inmunológico y una inflamación sistémica que provoca molestias físicas significativas. “Las manifestaciones en la piel son apenas la parte visible de una enfermedad inflamatoria crónica que genera un sufrimiento profundo, con un picor constante que interrumpe el sueño y deteriora la calidad de vida”, señala Lina Mora, gerente médico de Sanofi
En efecto, aunque suele percibirse como una enfermedad “de la piel”, su verdadera carga va mucho más allá de lo superficial. Esta condición crónica impacta la salud mental, la vida laboral, las relaciones sociales y el bienestar de las familias, ya que los padres suelen asumir el rol de cuidadores principales[3].
Las personas que viven con esta enfermedad tienen un 14 % más de predisposición a desarrollar depresión que quienes no presentan esta condición[4], y un 17 % más de probabilidad de sufrir ansiedad. En casos severos, el 3 % de los pacientes reporta ideación suicida, lo que evidencia la magnitud de su impacto emocional[5]. Además, los síntomas pueden intensificarse en situaciones de estrés como una mudanza, una ruptura amorosa o frente a los retos académicos y laborales.
Los padres y cuidadores de niños con dermatitis atópica tampoco escapan a esta carga: el agotamiento, la frustración y la angustia por el bienestar de sus hijos son parte de su cotidianidad. La enfermedad tiene, además, una alta repercusión sobre el sistema de salud debido al número de consultas que requiere y a la complejidad de su manejo.

En Colombia no existen estudios de salud pública enfocados en los costos de la enfermedad. Sin embargo, la literatura científica muestra que la carga económica asociada a la dermatitis atópica es elevada: se estima que los pacientes gastan entre $100.000 y $500.000 pesos mensuales en emolientes o tratamientos coadyuvantes.
El impacto económico también se refleja en el ámbito educativo y laboral. Un estudio evidenció que el 67 % de los niños con DA falta al colegio más de un día al año a causa de la enfermedad[6]. Otro hallazgo muestra que el 33 % de los adultos no solo se siente discriminado en el trabajo, sino que además pierde en promedio 10,9 días laborales anuales debido a su condición[7].
Como se puede apreciar, la dermatitis atópica no se limita a la piel. Es un trastorno complejo que exige reconocimiento, empatía y un abordaje integral para mejorar la vida de quienes la padecen. “Se trata de una enfermedad que trasciende lo visible y que impacta de manera integral la salud física, mental, social y económica de los pacientes y sus familias. Por eso es fundamental visibilizarla y dimensionarla en toda su magnitud”, concluye Lina Mora, gerente médico de Sanofi.
[1] Cuervo MM, Sanclemente G, Barrera LM. Clinical and sociodemographic features and quality of life in patients with atopic dermatitis who attended dermatology teaching clinics in Medellín, Antioquia and its metropolitan area. Biomedica. 2021 Dec 15;41(4):676-691. English, Spanish. doi: 10.7705/biomedica.5978. PMID: 34936253; PMCID: PMC8765345.
[2] Global Atopic Dermatitis Atlas. Consultado en 8 de septiembre. Disponible en: https://www.atopicdermatitisatlas.org/en/explore-data/map?metric=prevalence
[3] Cuervo MM, Sanclemente G, Barrera LM. Clinical and sociodemographic features and quality of life in patients with atopic dermatitis who attended dermatology teaching clinics in Medellín, Antioquia and its metropolitan area. Biomedica. 2021 Dec 15;41(4):676-691.
[4] chonmann Y, Mansfield KE, Hayes JF, et al. Atopic Eczema in Adulthood and Risk of Depression and Anxiety: A Population-Based Cohort Study. J Allergy Clin Immunol Pract. 2020;8(1):248-257.e16. doi:10.1016/j.jaip.2019.08.030
[5]Natalia Hernández-Mantilla, Paola J Cárdenas-Rojas,Javier Picó, María J Pareja-Zabala. Dermatitis atópica: tratamiento y costos desde la perspectiva de expertos clínicos. Revista mexicana. 2020; 64 (5): 528-534.
[6] Cheng BT, Silverberg JI. Association of pediatric atopic dermatitis and psoriasis with school absenteeism and parental work absenteeism: A cross-sectional United States population-based study. J Am Acad Dermatol. 2021;85(4):885-892. doi:10.1016/j.jaad.2021.02.069
[7] Stingeni L, Belloni Fortina A, Baiardini I, Hansel K, Moretti D, Cipriani F. Atopic Dermatitis and Patient Perspectives: Insights of Bullying at School and Career Discrimination at Work. J Asthma Allergy. 2021;14:919-928.