En el Día Mundial del Suelo, estudios recientes destacan zonas del país con alta erosión por lluvias, mientras especialistas señalan que las prácticas sostenibles son esenciales para conservar este recurso vital.
Cada 5 de diciembre se celebra el Día Mundial del Suelo, una efeméride que visibiliza la importancia de este recurso para la seguridad alimentaria y la sostenibilidad. En Colombia, esta fecha cobra especial relevancia frente a los desafíos que enfrentan los suelos agrícolas, particularmente en regiones como la Orinoquia, los Santanderes, el Eje Cafetero, el Tolima y el Cauca, zonas que, según el IDEAM y reportes del Ministerio de Ambiente, presentan mayor susceptibilidad a erosión hídrica y degradación por variabilidad climática.
La erosión y el deterioro estructural del suelo afectan la productividad agrícola y la resiliencia de los cultivos frente a eventos climáticos extremos. De acuerdo con el Instituto Geográfico Agustín Codazzi (IGAC), cerca del 40 % del territorio nacional presenta algún nivel de erosión, con categorías que van desde ligera hasta severa. Estas cifras refuerzan la necesidad de fortalecer prácticas de conservación y manejo responsable del suelo en las zonas rurales del país.
En este contexto, BASF promueve soluciones productivas de bajo impacto que incluyen herramientas como Kumulus® WG, un fungicida y acaricida biodegradable, y Kelpak®, un bioestimulante que favorece el desarrollo radicular y la absorción de nutrientes. Combinadas con programas de capacitación en buenas prácticas agrícolas, manejo racional de insumos y técnicas regenerativas, estas alternativas han permitido a productores fortalecer la estructura del suelo, mejorar su capacidad de retención de agua y nutrientes e incrementar la productividad de sus cultivos.
“Cuidar el suelo es cuidar la base de la agricultura. Su salud determina la productividad, la estabilidad frente a eventos climáticos y la sostenibilidad de las regiones rurales. En Colombia, donde la variabilidad climática y la presión sobre los ecosistemas son cada vez mayores, adoptar prácticas regenerativas y apoyarse en soluciones basadas en ciencia es clave para proteger este recurso y asegurar alimentos para las próximas generaciones” afirma Teófilo Bustingorri, Gerente de Soluciones para la Agricultura de BASF en Colombia.
Además, la compañía impulsa a nivel global su programa de agricultura regenerativa, que integra acciones como el manejo optimizado del nitrógeno, la rotación de cultivos y el uso de coberturas vegetales. Estas prácticas contribuyen a mejorar la salud del suelo y, según estimaciones de la compañía, pueden reducir hasta un 30 % las emisiones de CO₂ por tonelada producida.
La conmemoración de esta efeméride invita a reflexionar sobre la importancia de actuar de manera coordinada entre el Estado, el sector privado y los agricultores. En un país donde ciertas regiones presentan altos índices de erosión, regenerar los suelos no es solo una estrategia productiva, sino un compromiso con la seguridad alimentaria, la sostenibilidad del agro y el bienestar de las futuras generaciones.