Por: Martha Isabel González, Comunicadora y Periodista
Hablar del concepto de sostenibilidad es hablar de los años 60 y 70, una época marcada por cambios económicos, culturales y sociales introducidos por el crecimiento poblacional, etapa recordada por la crisis petrolera, producto de la decisión de los países árabes de no vender petróleo a occidente, donde la industrialización y una mayor explotación de recursos naturales marcaron el panorama económico en el mundo.
Alrededor de ello, se dieron cambios culturales que marcaron la llegada de una nueva generación que reclamaba acciones por el medio ambiente. Su avanzada confluyó con la creación de un movimiento ecologista que surge en occidente a partir de la denuncia social sobre el uso de los recursos naturales con fines de desarrollo. Un siglo que ya dejaba vislumbrar la importancia de trabajar en un modelo de desarrollo sostenible, que no solo tuviera alcance económico, sino que su fin superior fuera la supervivencia de la humanidad.
Ahora bien, antes de hablar del origen del desarrollo sostenible, vale la pena mencionar que el deterioro de los recursos naturales no llega con la actividad económica, de hecho ya se presentaba con los primeros pobladores de la tierra en su etapa recolectora y/o de cazadores, con pocas prácticas de manejo de residuos, claro, se pensaría que en esa época no era necesario dar manejo a los residuos. La Isla de Pascua en Chile es un claro ejemplo de los efectos devastadores que dejaron sus antiguos habitantes (Rapa Nui) al medio ambiente, efectos que aún no han logrado superar con problemas de sostenibilidad en este siglo.
El concepto de desarrollo sostenible hizo sus primeras apariciones en 1971, con el Informe del Club de Roma en el cual se estableció la importancia de establecer límites en lo que refiere a recursos del medio ambiente, como los recursos hídricos y ecosistemas. También se hizo mención y marcó la pauta en la Conferencia de Naciones Unidas realizada en Estocolmo. Para ese mismo año se sienta el gran precedente con el movimiento medioambientalista mundial y la institucionalización del 5 de junio como Día Mundial del Medio Ambiente.
En 1987 y teniendo como antecedente las crisis energéticas de los 70s que dan paso a la creación de la Comisión del Medio Ambiente y Desarrollo y al I informe de Bruntland conocido como “Nuestro futuro común” se habló por primera vez de desarrollo sostenible como política de Estado. Fue con este informe que se introdujo el primer concepto de desarrollo sostenible el cual buscaba el engranaje de los aspectos ambientales económicos y sociales desde un pilar solidario, y se acuña la definición de desarrollo sostenible como “aquel que satisface las necesidades del presente sin comprometer la capacidad de las futuras generaciones para satisfacer las propias”.
Posteriormente vendrían más acciones internacionales que permitieran introducir un balance entre el desarrollo económico y el medio ambiente como fue en 1992 la “Primera Cumbre de la Tierra” de Naciones Unidas realizada en Rio de Janeiro, Brasil, donde se estableció el desarrollo sostenible como un tema de política nacional.
Muchos países se acogieron a esta iniciativa, entre ellos Colombia que ajustó su constitución de 1991, incluyendo 7 artículos que van desde las responsabilidades del Gobierno con la protección del medio ambiente y la participación de la comunidad en las decisiones que puedan afectar a éste.
Cabe señalar que el tejido empresarial juega un papel muy importante para lograr la sostenibilidad, es un tema que debe ir más allá de su imagen y reputación y en este relativo nuevo escenario se ha empezado a entender la necesidad de trabajar en prácticas sostenibles; ya no es solo cuestión de filantropía.
Vale la pena citar lo que dice Gómez Sal. 2009, respecto a las razones por las cuales aún no hay grandes avances en materia de desarrollo sostenible. Una de ellas es la errada interpretación de pensar que lo sostenible es tener un desarrollo económico sin límites en el tiempo. Otros piensan que la tecnología lo puede todo y otros simplemente ven muy “superficial” el tema del medio ambiente, no es momento de verlo así, “la sostenibilidad es aquí y ahora”.
Dentro de este contexto, el pasado 31 de octubre Colombia participó en la COP26 “Conferencia de las Partes” como miembro de 197 Naciones que se vincularon a la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático en 1992. En este escenario se dieron a conocer los avances en esta materia frente al Acuerdo de París, adoptado el 12 de diciembre de 2015, con el que se busca la estabilización de las concentraciones de Gases de Efecto Invernadero (GEI) en la atmósfera y mantener la temperatura media del planeta por debajo de los 2 ºC, entre otros objetivos.
Según el Ministerio del Medio Ambiente, se buscará para el 2030 la reducción de los gases efecto invernadero en un 51%. Esto luego de que Colombia anunciara en 2020 sus nuevas NDC (contribuciones nacionalmente determinadas), que se renuevan cada cinco años, según lo estipulado en el Acuerdo de París de 2015.
Para concluir debo agregar que hay muchas herramientas para ayudar a mitigar el daño ambiental y social que hemos causado, solo con echar un vistazo a los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible creados por las Naciones Unidas, podemos abrazar el pensamiento en pro de la humanidad, pues tienen como foco erradicar la pobreza en todas sus dimensiones, poner fin al hambre, tener seguridad alimentaria, trabajar por una agricultura sostenible y en general buscar el bienestar para todos.
Hemos transgredido los límites de la naturaleza, la crisis ambiental global es evidente. Como humanidad tenemos una deuda desde nuestros inicios en esta tierra con el medio ambiente, por ello, como individuos, como sociedad, como empresas, como Estado, como un todo debemos repensar nuestro compromiso con todo lo que implica el desarrollo sostenible, que va más allá de temas ambientales e involucra la sobrevivencia de esta generación y de las que vendrán.
Como diría la poeta y antropóloga estadounidense Margaret “Nunca duden que un grupo de ciudadanos pensantes y comprometidos pueden cambiar el mundo, ciertamente es el único modo de hacerlo”.
