La cantidad de desperdicios aumentará en un 70 % en los próximos 30 años, lo que representa problemas ambientales, de salud y económicos.
El incremento en la producción de desechos es un fenómeno global. Según el Banco Mundial, la cantidad de residuos aumentará en un 70 % en los próximos 30 años[1]. Este panorama representa un reto, pues su inadecuada gestión tiene consecuencias negativas para el medio ambiente, la salud humana y la economía. Por esta razón, es fundamental reflexionar sobre las acciones que se pueden adoptar para construir un mundo más sostenible.
De acuerdo con el Informe Nacional de Disposición Final de Residuos Sólidos, en Colombia, cada año se generan más de 11 millones de toneladas de desechos, de los cuales cerca del 40 % son aprovechables. Sin embargo, únicamente se recicla alrededor del 17 %[2]. Esta acumulación de materiales conlleva a la contaminación del agua, el suelo y el aire; aumentando la incidencia de enfermedades, afectando la fauna e impactando la economía.
Además, es importante tener en cuenta los costos ocultos de la contaminación y el cambio climático. Según el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, los efectos de una gestión inadecuada de residuos representan un costo global de 361.000 millones de dólares, cifra que podría duplicarse para 2050 si no se toman medidas[3]. Frente a este desafío, construir un futuro sin desperdicios no es solo una meta ambiciosa, sino necesaria.
¿Qué pueden hacer las empresas?
El compromiso del sector empresarial es fundamental para escalar el impacto de las estrategias de cero desechos. En primer lugar, es necesario que las compañías identifiquen y cuantifiquen los residuos generados en sus actividades. De esta forma, tendrán los datos necesarios para desarrollar iniciativas específicas de manejo y reducción de desechos. Es igual de importante generar alianzas con otros actores, sea en la cadena de producción o con organizaciones externas.
Un ejemplo práctico es el programa Camino a la Circularidad, implementado desde 2019 por Cruz Verde, empresa líder del retail farmacéutico. El proyecto busca desarrollar un sistema integral de recuperación de materiales aprovechables, promoviendo su segundo uso o transformación a través de alianzas con asociaciones de recicladores. Desde 2021, ha logrado ahorrar más de 83 millones de litros de agua, el equivalente a 33 piscinas olímpicas. Así mismo, se han aprovechado más de 2000 toneladas de residuos, alcanzando en un 51 % la meta de cero residuos a relleno sanitario para 2030.
Adicionalmente, desde 2024, el programa integra a 92 puntos de venta, que entregan material aprovechable a 10 asociaciones de recicladores en distintas regiones del país. A la fecha, más de 26 mil kilogramos de residuos aprovechables han sido gestionados. “Nuestro impacto va más allá del beneficio ambiental. Estamos fortaleciendo el tejido social y promoviendo la formalización de la importante labor que realizan los recicladores de oficio.Donar directamente a las asociaciones, ha hecho posible que aumenten sus utilidades, expandan su operación y generen más empleo. La economía circular es una oportunidad de negocio sostenible para todos”, señala Katherine Roa, coordinadora de sostenibilidad de Cruz Verde.
¿Qué se puede hacer a nivel familiar y comunitario?
El concepto de cero desechos implica un cambio profundo en los hábitos de consumo, adoptando estrategias que minimicen el impacto ambiental. En primer lugar, es esencial reducir la adquisición excesiva de bienes y servicios, así como optar por productos que requieran menos recursos en su producción, sean reutilizables o reciclables.
También, es esencial educar a todos los miembros de la familia sobre la correcta clasificación de los desechos. Estos se dividen en: orgánicos aprovechables (restos de comida); ordinarios reciclables (papel, cartón, vidrio y plástico); ordinarios no aprovechables (papel higiénico, servilletas y cartones con comida); y, por último, se encuentran los residuos de aparatos eléctricos y electrónicos que requieren de un manejo especial y deben ser llevados a puntos autorizados.
Igualmente, es relevante conocer el sistema de gestión de residuos de cada municipio para tener claro dónde depositar determinados tipos de materiales. Otras acciones concretas que pueden marcar la diferencia son: disminuir el consumo de plásticos de un solo uso, optando por bolsas de tela, biodegradables, botellas reutilizables; entregar los materiales a asociaciones de reciclaje; y participar en programas que fomenten la economía circular y el intercambio por productos o servicios.
Finalmente, es fundamental reconocer que cada acción cuenta. A través de decisiones en el hogar e iniciativas empresariales, se puede contribuir a minimizar el impacto ambiental. Construir un mundo más sostenible no es una opción, sino una responsabilidad compartida para avanzar hacia un futuro en el que los residuos se conviertan en oportunidades para el desarrollo sostenible.
[1] Banco Mundial. (2018, 20 de septiembre). What a waste: An updated look into the future of solid waste management. https://www.bancomundial.org/es/news/immersive-story/2018/09/20/what-a-waste-an-updated-look-into-the-future-of-solid-waste-management
[2]Superintendencia de Servicios Públicos Domiciliarios. (2022). Informe Nacional de Disposición Final de Residuos Sólidos 2022. https://www.superservicios.gov.co/sites/default/files/inline-files/Informe-Nacional-de-Disposicion-Final-de-Residuos-Solidos-2022.pdf
[3] Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA). (s.f.). El mundo debe superar la era de los desechos. https://www.unep.org/es/noticias-y-reportajes/comunicado-de-prensa/el-mundo-debe-superar-la-era-de-los-desechos-y