Por: Aleck Santamaría De La Cruz
Ejecutivo en Gestión, Estrategia y Operaciones
Las primeras semanas de 2021 han sido una lógica continuación del 2020, aún en medio de medidas de salud pública y con las circunstancias derivadas del incremento de contagios como consecuencia más de la indisciplina que de las aperturas en sí mismas. Una forma resumida de verlo: el desorden de los indisciplinados afecta a todos por igual, más a los que con orden y con medidas preventivas intentan paliar las consecuencias sociales, económicas y familiares de esta calamidad global originada en el SARS-Cov-2.
Mientras tanto, en época de balances del 2020 y de apertura del 2021, quiero sintetizar las lecciones de algunas conversaciones que he tenido en las últimas semanas, alrededor de paradigmas y herramientas de gestión.
- Analítica de datos y toma de decisiones
En el mundo se ha avanzado bastante en digitalización y transformación digital, y Colombia no es la excepción. Es tan real el retroceso de varios indicadores socioeconómicos en los últimos 6 meses -borrando los avances de los últimos 20 años- como la aceleración en la penetración de nuevas tecnologías en diversos sectores de la economía, con avances reales en el último año esperados para los próximos cinco.
Pero no podemos caer en el error de llamar transformación digital a la habilitación del botón de pagos en la página Web. Ha habido un creciente uso de plataformas de comunicación y de trabajo colaborativo, generando progresivamente un mayor nivel de productividad en varios aspectos del trabajo individual y del desempeño colectivo.
Punto aparte son las herramientas de analítica descriptiva y predictiva. No se puede correr sin primero gatear, para luego caminar. Cuando se entiende que la analítica de datos depende de la calidad de los datos individuales, que en nuestro contexto tecnológico provienen más de procesos administrativos que del internet de las cosas, cobra relevancia la disciplina operacional en los sistemas de gestión y los sistemas de información.
La clave: liderazgo y aprendizaje consciente. No es posible hablar de analítica de datos, sin datos. Y una vez superada la frontera de los datos, llegamos al terreno de las decisiones.
El objetivo es tomar decisiones estructuradas a partir de la data más completa y fiable posible, y eso implica un conjunto nuevo de habilidades. Comenzando por las blandas: preguntar, indagar, comunicar de manera sencilla. El poder de lo simple está presente como resultado final: datos para decidir, no para alardear.
La complejidad del léxico y una jerga comercial no es transformación digital, es complicar el mensaje y -eventualmente- vender aire
2. Los modelos financieros y la ciencia ficción
En la incertidumbre absoluta, pareciera que la suerte es el factor decisivo. Los modelos de decisión más anárquicos son los que funcionan por impulso o por el azar. Los modelos son eso, modelos: aproximaciones simplificadas de situaciones de -más o menos- alta complejidad.
He visto en las últimas semanas proyecciones económicas que llevadas a los modelos financieros debieran alertar por lo menos a los líderes empresariales, generando sensibilidades sobre variables determinantes del negocio -demanda y precios-.
Es importante anotar que las proyecciones de largo plazo son ahora de unos pocos meses, no de años, con crecimientos económicos altos pero sustentados en la merma de la capacidad productiva. En síntesis: el crecimiento está determinado para colmar la capacidad productiva, no a partir del crecimiento de la capacidad instalada.
Para la pequeña y mediana empresa el factor de supervivencia seguirá siendo el flujo de caja, así que la disciplina de capital será un factor determinante de supervivencia, sostenibilidad y crecimiento.
Lo interesante del caso es que las proyecciones de los modelos financieros pueden ser o brutalmente pesimistas o cándidamente optimistas, se requiere por tanto un análisis crítico y de sensibilidad para entender las variaciones de los factores.
El seguimiento cercano es clave, y la articulación de las áreas de negocio con las contables es un imperativo. De otra manera el riesgo es tener modelos contables, presupuestales y financieros de ciencia ficción. Y de una historia de ciencia ficción a una película de terror hay solo unas cuantas escenas de diferencia.
3. El poder de lo simple
En momentos de crisis es también la oportunidad de volver a lo básico. Tenemos meses de aprendizaje en esto. Hace unos años un compañero de junta directiva comentaba que el tema no estaba presentado con la suficiente complejidad como para ser aprobado, claramente en un tono algo irónico. Pero la lección fue contundente: más complejo no es mejor.
Una lección de esto es la leyenda urbana de que, en plena carrera espacial, mientras Estados Unidos diseñaba una pluma que operara en microgravedad con cápsula presurizada, los soviéticos utilizaban un lápiz (el mismo que utilizamos en la tierra, huelga decir). Y no es leyenda.
Entre lo operacional, lo técnico, las tecnologías de información y los procesos de gestión, es preciso articular algunos fundamentales para siempre mantener las cosas sencillas, con baja complejidad organizacional. Tremendo reto. Pero es posible, permite sinergias y el logro de los objetivos
Para terminar estas líneas, Charles Chaplin afirmó que la simplicidad es algo difícil de alcanzar. Curiosamente el mismo Charles Chaplin afirmaba que lo único que necesitaba para realizar su arte- su humor- era un policía, un parque y una mujer hermosa. Aún así, era genial como desde la aparente simplicidad podía construir historias universales, perdurables y de grata recordación. Sin el más mínimo atisbo de soberbia.
Desde entonces, como se dice en la praxis mágica, en realidad la magia sucede en la mente del auditorio y no en las manos del mago. En ese sentido, gran parte del reto es inspirar a empresas, comunidades y naciones en que se puede llegar a un puerto, que es posible el viaje y que vale la pena el esfuerzo de emprenderlo.
Todo está conectado: datos e información en la toma de decisiones, los modelos financieros para tener conciencia de la realidad, no vivir una película de terror y creer en el poder de lo simple, en donde la magia sucede en la gente, en la mente de personas que luchan por sus sueños. Es posible.