¿Gastar o invertir? Esta es la pregunta que hoy se hacen muchos jóvenes colombianos al recibir su prima. Este ingreso adicional que reciben los empleados a mitad y a fin de año, representa una oportunidad para tomar decisiones financieras que pueden marcar la diferencia entre construir un futuro estable o caer en hábitos de consumo impulsivo.
De acuerdo con cifras del DANE, el 60% de los jóvenes en Colombia desconoce cómo funcionan los productos financieros, y más del 50 % no sabe cómo hacer un presupuesto ni planificar sus finanzas a largo plazo.
Aunque para muchos se trata de un respiro económico, para otros (especialmente quienes están empezando su vida laboral) se convierte en un desafío: ¿comprar algo deseado o ahorrar para una meta futura?
“La mayoría de las decisiones financieras no son racionales, son emocionales. Por eso, más que enseñar a hacer presupuestos, debemos ayudar a identificar los hábitos, creencias y presiones sociales que influyen en el manejo del dinero”, Emiro Stig Romero Arias, director del programa de Finanzas en UCompensar.
Ante el auge de las aplicaciones, los jóvenes reciben mensajes constantes desde redes sociales que incentivan el consumo inmediato, sin advertir los riesgos de endeudarse y tomar malas decisiones para sus finanzas. “Sin un criterio financiero claro, terminan viendo el crédito como parte del estilo de vida, y no como una herramienta que debe usarse con responsabilidad”. Sostuvo Romero.
Es por esto que uno de los aspectos más importantes para lograrlo es fortalecer la educación financiera. Para ello, expertos de UCompensar, como Emiro Romero Arias, comparten recomendaciones clave para quienes aún no han decidido qué hacer con su prima.
¿Por dónde empezar?
1. Conozca sus números: Saber cuál es el total de su ingreso, pero sobre todo cuánto gasta y en qué, es el primer paso. Es importante identificar los gastos fijos (arriendo, servicios, transporte) y separarlos de los variables (ocio, compras, comidas fuera de casa).
2. Presupuesto consciente: Elaborar un presupuesto mensual permite tomar decisiones más racionales. Actualmente, existen herramientas tecnológicas como apps móviles que ayudan a llevar este control de forma sencilla. No es limitarse, sino priorizar.
3. Controle las emociones: Recibir la prima puede generar un impulso de gasto inmediato, especialmente en ocio o compras no planificadas. Sin embargo, este comportamiento está vinculado a emociones del momento más que a necesidades reales. Tener un plan previo para el uso del dinero ayuda a evitar decisiones apresuradas. Antes de comprar, pregúntese: ¿realmente necesito esto? ¿Estoy gastando o invirtiendo?
4. Ahorre, aunque sea poco: Así como en la infancia se usaba un marranito para guardar monedas, hoy los jóvenes pueden destinar un porcentaje fijo de su prima al ahorro. Con el tiempo, este ahorro puede convertirse en la base para cumplir metas mayores.
Actualmente, solo uno de cada cuatro jóvenes mantiene el hábito de ahorrar con regularidad, siendo un elemento fundamental para iniciar el camino o hacia la libertad financiera.
5. Hable de dinero: El diálogo permanente sobre expectativas y finanzas en pareja o con personas cercanas ayuda a construir una visión compartida, sin tabúes. Administrar los recursos no es solo una tarea individual, también es una práctica de corresponsabilidad.
6. Invertir con propósito: No se trata solo de mover dinero a instrumentos financieros, sino de tomar decisiones informadas que mejoren su bienestar presente y futuro. En este sentido, invertir en educación financiera es clave para construir un patrimonio sólido. La alfabetización financiera no depende del cargo que se ocupe ni del ingreso mensual, sino de la voluntad de aprender a manejar mejor los recursos.
La prima puede ser más que un ingreso adicional: puede ser el punto de partida para una vida financiera más sana, consciente y con propósito.