Un 2,65 % de crecimiento en enero suena bastante bien y así lo tratan de vender desde las orillas más afines a la Administración Petro.
No obstante, si miramos más de cerca, el panorama deja más preguntas que certezas.
Lo que más llama la atención es que el principal motor de este crecimiento fue el sector público, con una variación del 6,2 % en la administración pública, aportando 1,3 puntos porcentuales al ISE.
En otras palabras, el Estado está poniendo el músculo para que las cifras se vean bonitas. Y ojo, que ya se está quedando sin fuerzas — recortes presupuestales, desfinanciación y deuda pública rampante —.
Pero ¿qué pasa con los otros sectores?
Ahí la historia cambia:
Las actividades primarias cayeron 0,1 %, arrastradas por la fuerte contracción en la explotación de hidrocarburos.
- Las actividades secundarias crecieron apenas 0,5 %. La manufactura y la construcción mejoraron ligeramente (0,5 % cada una), pero con un historial reciente de números rojos, ese repunte sabe más a respiro que a recuperación.
Y aquí vienen las preguntas incómodas:
¿Es sostenible este crecimiento basado en el gasto público?
Apostar a que el sector público siga empujando la economía es depender de un refuerzo temporal: funciona, pero eventualmente se acaba. La plata del Estado, en buena parte, proviene de los ciudadanos y del sector privado.
¿Qué pasa con el sector privado?
Analistas como José Manuel Restrepo y María Claudia Lacouture insisten en que, con mayor confianza del sector privado, el crecimiento podría superar el 5 % o 6 %. Pero, sin claridad en las reglas de juego, es más una utopía que otra cosa.
¿Desequilibrio estructural?
Que el crecimiento venga casi exclusivamente del sector público mientras otros sectores productivos se estancan o retroceden, sugiere un problema de fondo.
El dato de crecimiento es positivo, claro. Pero depender del gasto público para crecer es como un decir que un carro funciona solo cuando va bajando por una carretera: sirve mientras haya pendiente, pero, tarde o temprano, toca enfrentar el terreno plano y las subidas.
Si el sector privado sigue lesionado, el impulso actual podría desvanecerse más rápido de lo que pensamos.