Giovanny Cardona Montoya, vicerrector académico de CEIPA.
Es coloquial oír decir que hay un divorcio entre La Universidad y La Empresa; algunos, incluso, refutan: no se divorcian quienes nunca han estado casados.
Este reclamo es bastante generalizado, más allá de que existan excepciones. El modelo académico tradicional que aún pervive se desarrolla intramuros, de espalda al cotidiano vivir de la sociedad y las empresas; más aún, centrado en la teoría con marginales momentos de interacción con la práctica.
Sin embargo, ante nuevas realidades en la gestión del conocimiento que permiten acceder a contenidos de manera inmediata y desde cualquier lugar, se hace necesario repensar el acto educativo y la relación entre docentes, estudiantes con respecto al conocimiento.
Ante este reto, propongo, especialmente para las escuelas de negocios, migrar a un currículo formativo + productivo.
Un currículo formativo + productivo es la interacción de estudiantes, docentes y empresarios en función de propósitos de aprendizaje, a través de metodologías de investigación aplicada que permitan desarrollar proyectos o resolver problemas reales de las empresas, articulando la teoría con la práctica directamente en el acto educativo.
Un caso real y efectivo de currículo formativo + productivo es SolversLab de CEIPA, la estrategia que articula retos empresariales, especialmente de las mipymes, para que sean resueltos por los estudiantes en cada período de su carrera.
El currículo de CEIPA ha sustituido las materias por núcleos problémicos, los cuales integran saberes de diversas disciplinas alrededor de retos empresariales. Así, el estudiante tiene un doble objetivo: desarrollar la competencia resolviendo el reto de la empresa. Esto hace que la teoría se aplique de manera inmediata en cada núcleo problémico.
Entre 2024 y septiembre de 2025, los estudiantes de CEIPA han resuelto desde su currículo formativo + productivo, cerca de 1000 retos presentados por más de 700 empresas.
El efecto gana-gana es impresionante: la empresa recibe una solución concreta y aplicable -es una consultoría académica sin costo-, los estudiantes viven una interacción de alto impacto con los empresarios y con la realidad profesional desde el primer día de clases; y la evaluación final combina la nota del docente con la aceptación (o no aceptación) de la solución, por parte del empresario. Este
último, al final, decide si certifica la experiencia a los estudiantes, lo que enriquece su portafolio de cara al futuro laboral. ¡Son estudiantes que se graduarán ya expertos!