Para millones de personas, el dolor de espalda se ha convertido en un compañero diario que limita su calidad de vida. Según el Dr. Joaquí, especialista en células madre y péptidos, «los tratamientos tradicionales como analgésicos y fisioterapia solo abordan los síntomas, más no la causa raíz del problema». Por otro lado, la cirugía implica riesgos y una larga recuperación.
Es aquí donde las terapias regenerativas están marcando la diferencia y cambiando el paradigma en el manejo del dolor crónico, donde el objetivo ya no es solo aliviar, sino también regenerar.
El Dr. Joaquí explica que las células madre, especialmente las mesenquimales, están revolucionando el tratamiento del dolor lumbar crónico. “Estas células tienen la capacidad única de transformarse en diferentes tipos de tejido (como cartílago, hueso o músculo) y de liberar sustancias que reducen la inflamación y estimulan la regeneración natural del cuerpo”.
Cabe recordar que su aplicación es mediante inyecciones precisas guiadas por imágenes en las zonas afectadas de la columna, ofreciendo una alternativa menos invasiva que la cirugía tradicional.
El doctor señala que junto a las células madre, los péptidos bioactivos como el BPC-157 y TB-500 también están ganando atención en el mundo médico y de las terapias alternativas.
Y aunque la investigación en humanos aún es limitada, estudios preliminares muestran su potencial para acelerar la cicatrización de tejidos y reducir la inflamación. Estos tratamientos se suelen combinar con terapias como el plasma rico en plaquetas (PRP) o la ozonoterapia para potenciar sus efectos regenerativos.
«Lo ideal», señala el Dr. Joaquí, «es que los pacientes con degeneración discal leve a moderada que no han respondido a otros tratamientos consideren estas opciones antes de optar por cirugías invasivas». Sin embargo, advierte que «cada caso debe evaluarse individualmente, ya que no son soluciones mágicas ni funcionan para todos».
Aclara que los resultados no son inmediatos, incluso pueden tardar semanas o meses en manifestarse completamente, pero ofrecen la posibilidad de una mejora más duradera y natural.
“La paciencia es clave. A diferencia de los analgésicos que actúan rápido, las terapias regenerativas trabajan progresivamente. Muchos pacientes comienzan a notar mejoras entre las 4 y 12 semanas, con resultados óptimos a los 3-6 meses», anota el especialista.
A pesar de ello, es importante tener expectativas realistas. Por ejemplo, en situaciones de daño muy avanzado o compresión nerviosa severa, la cirugía sigue siendo la mejor opción. A esto se suma que, al ser terapias relativamente nuevas, no siempre están cubiertas por los seguros médicos y requieren de profesionales especializados para su aplicación.
Sobre su futuro
El futuro de este tratamiento del dolor de espalda parece encaminarse hacia enfoques más personalizados y regenerativos. “A medida que avanzan las investigaciones, es probable que veamos cómo estas terapias se perfeccionan y se conviertan en alternativas más accesibles. Para quienes llevan años lidiando con dolor crónico, estas innovaciones representan una esperanza real de recuperar su calidad de vida sin tener que pasar por el quirófano”.
Por eso, hace un llamado a aquellas personas que están considerando estas opciones, a consultar con un especialista en medicina regenerativa que pueda evaluar el caso particular. “Cada persona es diferente, y lo que funciona para unos puede no ser ideal para otros. Pero una cosa es clara y es que en el manejo del dolor de espalda crónico, hoy tenemos más alternativas que nunca ante”, concluye Joaquí.