De acuerdo con el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE), en 2019, de las 22,3 millones de personas ocupadas en el país, 13,1 millones eran hombres y 9,2 millones eran mujeres. La tasa de desempleo de las mujeres no ha alcanzado valores de un digito y ha sido superior a la de los hombres en por lo menos 4,9 puntos porcentuales. De esta manera, el mismo informe del DANE, junto a la Consejería Presidencial para la Mujer y ONU mujeres, afirma que las mujeres en Colombia ganan un 27 % menos que los hombres.
En ese sentido, con el actual escenario complejo y volátil, cerrar las brechas salariales y tener a las mujeres en cargos más representativos, además de aumentar la productividad del país y el Producto Interno Bruto (PIB), generaría más oportunidades de empleo y un mayor desarrollo económico y social. La Nota Económica dialogó con Ángela Hurtado, acerca de su trayectoria en J.P. Morgan y sus programas sociales para ayudar a la población juvenil vulnerable, el empoderamiento femenino y de la importancia en la diversidad e inclusión de las mujeres en la sociedad.
¿Qué beneficios económicos ha traído a Colombia la expansión de J.P. Morgan en 2006 con la apertura de la Corporación Financiera?
J.P. Morgan agregó a la oficina de representación en 2006 una Corporación Financiera que hoy ya tiene más de 80 empleados. Tenemos varias líneas de negocio entre mercados, donde somos creadores del mercado de deuda pública, y uno de los grandes jugadores en divisas y derivados. Además presta servicios de asesoría en banca de inversión, y atiende negocios de banca corporativa, financiación de proyectos de infraestructura, gestión de activos y patrimonios, corresponsalía bancaria, y servicios de tesorería offshore, entre otros. En este contexto, creo que uno de los mayores logros que hemos obtenido es incrementar la visibilidad de Colombia para inversionistas institucionales extranjeros, y esto ha ayudado a generar varias fuentes de financiamiento para el sector público y privado, y así, diversificar las fuentes de fondeo que son requeridas para el país.
J.P. Morgan incrementó la participación de Colombia en el índice global de mercados emergentes (GBI- EM) y eso ha traído más de 70 billones de pesos de inversiones al país. Esto ha sido importante para la financiación del Gobierno Nacional y también como una fuente implícita de apalancamiento al sector privado. Adicionalmente, hemos estructurado proyectos de infraestructura claves para el desarrollo del país.
¿Por qué decide J.P. Morgan capacitar a jóvenes de estratos bajos para que se puedan vincular al mercado laboral?
Esto hace parte de la estrategia de la fundación de J.P. Morgan que buscar apoyar a las comunidades donde tenemos presencia, generando mayores oportunidades de empleabilidad para jóvenes de bajos recursos. Creemos que la forma de garantizar empleabilidad para estos jóvenes es apoyándolos a través de becas y en entrenamientos que sean altamente demandados. Para lograr esto, tenemos un proyecto desde hace varios años con Endeavor y la Universidad Sudamericana, y a través de nuestra financiación, capacitamos a jóvenes mayoritariamente en temas técnicos y tecnológicos, para que tengan una empleabilidad alta sobre todo en nuevos emprendimientos que están requiriendo estos conocimientos.
Este programa lo tenemos desde hace cinco años. Anualmente se están graduando cerca de 150 jóvenes, con ayuda de la Universidad Suramericana y la plataforma online Platzi. Con esta iniciativa, lo que buscamos además de vincular laboralmente a los beneficiarios, es ayudar a los emprendimientos en innovación y tecnología que se crean en el país.
Usted fue elegida este año por la revista Forbes Colombia como una de las 50 mujeres poderosas, ¿Cómo considera que se puede empoderar a las mujeres para que tenga un papel más significativo en la sociedad?
A través de dos elementos. El primero de ellos es la educación desde los colegios para que niños y niñas no tengan sesgos de género, desde las universidades se debe educar en temas de diversidad para que los jóvenes decidan las carreras por sus gustos y no por estereotipos de género. Este aspecto es muy relevante en el mundo corporativo y en la sociedad. Lo que he visto desde mi experiencia y aprendizaje en temas de diversidad es que las personas saben poco o nada acerca de esto.
Por el otro lado, esta trabajar en generar las oportunidades. Como sociedad debemos garantizar que existan todas las herramientas para potencializar los talentos de las mujeres. Hay oportunidades cuando se establece una igualdad de condiciones, por ejemplo, en accesos a un mercado laboral equitativo, a programas de financiación con mejores opciones y a incentivos para qué las empresas de las emprendedoras tengan mejores oportunidades de prosperar. Si existe una combinación entre educación y generación de oportunidades, eso resultara en un gran cambio social.
Mucho se ha hablado de las brechas entre mujeres y hombres, ¿cómo se puede cambiar el chip y ejecutar proyectos reales que disminuyan esa desigualdad?
Lo primero, es que creo que hay un asunto muy relevante y es que los temas de diversidad no pueden verse como una discusión entre hombres y mujeres. Deben interpretarse como un problema social de alto impacto y de la mayor prioridad, en el que tanto hombres como mujeres trabajen juntos para garantizar que esas brechas se cierren. En la medida en que esto suceda, existirán mejores condiciones económicas y sociales para todas las personas.
Lo segundo, es que cuando se habla de brechas, por ejemplo, en temas de desempleo, se evidenció que la pandemia afectó más a las mujeres que a los hombres. Esto porque los sectores más afectados han sido turismo y comercio, restaurantes, entre otros, y además los que están llamados a impulsar la reactivación son los que concentran una alta porción de mano de obra masculina lo cual profundiza el problema. Se necesita garantizar que existan medidas proactivas, es decir, tener políticas claras de vinculación de las mujeres a todos los sectores productivos del país. Adicionalmente, se debe asegurar que las mujeres estén cada vez más en posiciones de liderazgo y en lugares donde puedan tomar decisiones.
La brecha salarial, como otro ejemplo, no existe solamente porque ante un mismo rol la compensación de la mujer sea más baja, sino porque históricamente los hombres ocupan cargos donde pueden ejercer mayor liderazgo y obtener mejores compensaciones. Así que parte del esfuerzo de cerrar la brecha salarial es que esos roles de primer y segundo nivel estén ocupados por más mujeres.
¿Cuáles sería los aportes a la competitividad y desarrollo social que generaría reducir esas barreras?
Hay varios estudios que confirman esta relación. Recientemente Fedesarrollo concluyó que la reducción de la brecha laboral entre hombres y mujeres tiene uno de los mayores niveles de elasticidad positiva e impacto en el crecimiento económico del país. Otro estudio de McKinsey de 2015 afirmó, que con igual participación de mujeres en la economía, el PIB de Latam se podría impulsar en más de un 34 % en el largo plazo. Además, el 80 % del consumo mundial está a cargo de las mujeres, lo cual quiere decir que una empresa que quiera tener estrategias eficientes necesita tener mayor participación del género femenino en su toma de decisiones. Esto sólo para nombrar algunos estudios.
Finalmente, las empresas y los inversionistas institucionales a nivel global se están moviendo hacia decisiones de inversión más responsables. Eso indica que están incluyendo en sus agendas estratégicas, información relacionada con el medio ambiente, los temas sociales y de gobierno corporativo. La diversidad de género es trasversal a todos los grupos de interés en las organizaciones. Así que el cambio esta para quedarse y lo que necesitamos es compromiso de todos para acelerarlo.
¿De qué se trata Women in Connection?
Es una organización de mujeres líderes en Colombia que nació hace tres años y que tiene como objetivo trabajar en la equidad de género para generar un mayor desarrollo económico y social. Busca generar un cambio cultural, una mayor consciencia en la importancia de la diversidad y que mejores indicadores de participación de la mujer tienen efectos positivos en el crecimiento de las empresas y por ende del país.
Trabajamos por medio de ocho grupos diferentes: el de políticas corporativas, de políticas públicas, de academia y empoderamiento, de hombres como aliados, de mujer rural, mujer steam, mercados capitales y otro de juntas directivas. La combinación de estas mesas de trabajo nos permite identificar distintos aliados con los que cada grupo pueda amplificar el impacto. Aprovechamos nuestros roles de liderazgo para que la visibilización genere más consciencia y acción en los temas de diversidad.
Las mujeres que hacen parte de la organización se encuentran en el primer y segundo nivel de cada uno de los sectores. Tenemos al menos una reunión mensual donde llevamos distintas charlas e identificamos constantemente las problemáticas de equidad de género y generamos propuestas de acción. Cada uno de los grupos de trabajo tiene una agenda específica con las prioridades a trabajar.
¿Cómo se pueden vincular las mujeres a esta iniciativa?
En este momento somos alrededor de 80 mujeres. Por mencionar a algunas, está Sylvia Escovar, CEO de Terpel; Carolina Angarita, presidente de Discovery Networks en Colombia; Ana Fernanda Maiguashca, codirectora del Banco de la República; Rosario Córdoba, presidente del Consejo Privado de Competitividad, Maria Fernanda Suarez, ex Ministra de Minas y Energía, entre otras mujeres líderes de distintos sectores.
Estamos en proceso de evaluar el tamaño eficiente de la organización. Parte del éxito del grupo es garantizar el aporte que cada mujer le hace a la iniciativa. Esto requiere un trabajo que va más allá de nuestros roles corporativos. El nivel de compromiso tiene que ser alto.