Los cigarrillos electrónicos, conocidos como “vapeadores”, son dispositivos que calientan un líquido y generan aerosoles inhalados por los consumidores, simulando la acción de fumar. Contienen nicotina y sustancias tóxicas, adictivas y cancerígenas. La evidencia científica muestra que su consumo regular produce adicción a la nicotina, alteraciones cerebrales, enfermedades respiratorias y, a largo plazo, se asocia con cáncer y enfermedades cardiovasculares. Por ello, no son una alternativa segura ni efectiva para dejar de fumar.
El creciente uso de cigarrillos electrónicos entre niños y jóvenes, junto con su uso en espacios cerrados, resalta la necesidad de una regulación integral. Entre 2015 y 2023, se presentaron unos 15 proyectos de ley en el Congreso para regular estos dispositivos. En marzo de 2024, se aprobó el proyecto de los Senadores Norma Hurtado y José David Name, apoyado por Red Papaz y la Fundación Anáas. Estas organizaciones, junto con sociedades científicas y universidades, aportaron información basada en evidencia sobre los efectos nocivos de los cigarrillos electrónicos para los consumidores, la sociedad y el medio ambiente.
La Fundación Santa Fe de Bogotá realizó entre 2021 y 2022 una investigación con 3.817 estudiantes universitarios en Bogotá, que mostró que el consumo de cigarrillos electrónicos comienza a los 12 años y es prevalente entre los universitarios (40%). Este consumo conduce al uso de cigarrillos convencionales y otras sustancias psicoactivas, y está asociado a síntomas de depresión y ansiedad.
Los resultados y recomendaciones de esta investigación se presentaron en 2023 al Ministerio de Salud, legisladores y la academia, apoyando la regulación de los cigarrillos electrónicos como productos de tabaco. La ley 2304 de 2024, que modifica la ley 1335 de 2009, incluye los cigarrillos electrónicos (SEAN y SSSN), Productos de Tabaco Calentado (PTC), Productos de Nicotina Oral (PNO) y dispositivos necesarios para su funcionamiento. La nueva ley prohíbe la venta a menores y el consumo en lugares cerrados, fortaleciendo los espacios libres de humo.
Otras medidas, como la prohibición de publicidad, promoción y patrocinio, y la regulación del empaque y etiquetas, se implementarán en un año. Los empaques no deben ser atractivos para menores, sugerir éxito, ni incluir publicidad engañosa, y deben tener advertencias sanitarias que ocupen el 30% del empaque, en cumplimiento con el Convenio Marco para el Control del Tabaco de la OMS, al cual Colombia está adherido.
La implementación de la ley 2304 de 2024 beneficiará a los colombianos, especialmente a niños y jóvenes, al prevenir el inicio del consumo y limitar el acceso a estos productos. También contribuye a la salud pública al prevenir enfermedades asociadas al consumo de cigarrillos electrónicos y protege a los no consumidores de la exposición a los aerosoles nocivos. Queda pendiente una nueva ley para incrementar los impuestos a todos los productos de tabaco como medida adicional de salud pública y campañas educativas desde el Ministerio de Salud, apoyadas por instituciones educativas y de salud.
Autoras: Adriana Pulido Álvarez, Coordinadora de proyectos – Salud Poblacional
Catalina Botero Ruge, Coordinadora de salud digital – Salud Poblacional