El “micromanagement” (microgerencia, por su traducción literal) es un estilo de gestión que implica una supervisión cercana y un control exhaustivo de las tareas de los empleados. Por eso mismo es una espada de doble filo.
Aunque puede generar beneficios a corto plazo, su impacto a largo plazo puede ser perjudicial tanto para las personas como para las organizaciones. No hay que olvidar que, según estudios adelantados por Gallup, los gerentes son responsables por el 70 % de la variabilidad de la participación y compromiso de los empleados.
Es decir, “los buenos gerentes ayudan a los empleados a alcanzar su máximo potencial; los malos gerentes frenan a sus empleados”. En esto, el micromanagement tiene mucho que ver.
Los pros del micromanagement
Para expertos en el manejo y consultoría de recursos humanos, el micromanagement puede traer algunos beneficios a corto plazo.
- Precisión y control de calidad: garantiza una atención meticulosa a los detalles. Los gerentes pueden detectar errores temprano, mantener la consistencia y mantener los estándares de calidad. Para tareas críticas, este nivel de supervisión puede ser beneficioso.
- Resolución inmediata de problemas: Cuando los gerentes están profundamente involucrados, pueden abordar rápidamente los problemas, evitando que se agraven. Las intervenciones oportunas pueden salvar proyectos y mantener la productividad.
Los contras del micromanagement
Sin embargo, hay elementos que los mismos expertos en gestión de personal y consultoría empresarial resaltan como los bemoles de ese estilo de gerencia. Esto es algo que incluso la prestigiosa publicación Harvard Business Review ha destacado.
- Desmotivación y desvinculación: El escrutinio constante puede desmoralizar a los empleados. La sensación de desconfianza hace perder entusiasmo y creatividad. Además, la participación y compromiso de los empleados disminuye, lo que conduce a una menor productividad.
- Sofocar la creatividad y la innovación: Se ahoga el pensamiento independiente y crítico. Los empleados se convierten en meros ejecutores en lugar de solucionadores de problemas. La innovación requiere autonomía y libertad para explorar nuevas ideas.
- Consumo de tiempo: Los gerentes dedican tiempo excesivo supervisando minucias, desviando la atención de la planificación estratégica y las tareas de alto nivel. Esto obstaculiza el crecimiento organizacional.
- Alta Rotación de Personal: Los empleados sometidos al micromanagement a menudo buscan oportunidades en otros lugares. La alta rotación de personal interrumpe la dinámica del equipo, aumenta los costos de contratación, reduce la productividad y daña la reputación empresarial.
Estrategias para evitar el micromanagement
- Establecer expectativas claras: Defina claramente los roles, responsabilidades y métricas de desempeño. Confíe en que los empleados cumplirán con estas expectativas sin una supervisión constante.
- Delegar de manera efectiva: Empodere a los miembros del equipo delegando tareas y otorgándoles autonomía. Proporcione orientación, pero permítales encontrar sus propias soluciones.
- Enfocarse en los resultados: Cambie el enfoque del proceso a los resultados. Mida el éxito en función de los objetivos alcanzados en lugar de cómo se ejecutaron las tareas.
El “gran hermano” rara vez soluciona
El micromanagement puede parecer una red de seguridad, pero a menudo enreda el progreso.
Los líderes de equipos deben reconocer sus peligros y fomentar una cultura de confianza, autonomía y empoderamiento. Al hacerlo, se crea un entorno donde los empleados prosperan, la innovación florece y las organizaciones logran un éxito sostenible.