Por: David Perez-Reyna
El dato del crecimiento del PIB en el segundo trimestre de 2020 es el más bajo desde que hay registros en Colombia. No obstante, lo negativo de la cifra no es el que el PIB en sí mismo fue bajo, sino lo que causa una cifra así y las consecuencias que puede tener. El fin de los economistas no es que el PIB sea lo más alto posible, sino que el bienestar sea lo más alto posible. Un mayor PIB es un medio para eso y es un error confundirlo con el fin.
Medir el PIB es tener una idea sobre qué tan grande es una economía a partir de las transacciones que se llevan a cabo. Usualmente una economía con mayor PIB va de la mano de más bienestar. Por ejemplo, Cerutti y otros (2019) hacen estimaciones usando medidas más directamente relacionadas con bienestar, como la esperanza de vida al nacer, los años promedio de escolaridad y la tasa de homicidio, entre otros y encuentran que mayor PIB per cápita está relacionado con mejores indicadores en estas medidas. Ahora, un resultado interesante es que la relación positiva va disminuyendo cuando el PIB per cápita es mayor, y eso sugiere que una vez los ingresos son suficientemente altos empiezan a ser menos importantes para el bienestar.
El hecho que Cerutti y otros usen varias medidas de bienestar sugiere la razón por la que el PIB cobra relevancia: el bienestar es difícil de medir. Por esa razón los economistas usamos el hecho que hay una relación positiva entre el PIB y varias medidas de bienestar para hacerle seguimiento al PIB como una aproximación del bienestar. Pero en los modelos teóricos que usamos tenemos claro que lo que se busca maximizar es el bienestar.
Por eso es que tener como fin de política que el PIB sea mayor no necesariamente va a aumentar el bienestar. Por ejemplo, Banerjee y Duflo argumentan en su libro más reciente que exenciones tributarias en EEUU que buscaban mayor crecimiento aumentaron la desigualdad. De hecho, los autores argumentan que estas medidas, que tenían como fin aumentar el PIB, ni siquiera lograron su objetivo y el crecimiento en el PIB en ese país no pudo volver a los niveles que tenía en décadas anteriores. Por otro lado, hay ejemplos de países cuyo PIB ha tenido crecimientos importantes de la noche a la mañana, y el bienestar de los habitantes no ha cambiado, porque los aumentos han sido actualizaciones contables.
Los economistas muchas veces no caemos en cuenta cuando le hablamos a no economistas que nos preocupa el comportamiento del PIB porque es un medio para tener mayor bienestar, y nos saltamos el paso que el PIB es un medio y no un fin. Como el PIB es una medida que suena abstracta, es fácil criticar que preocuparnos por una caída en este indicador deja de lado preocupaciones más directas, como la salud. Pero esto es una dicotomía falsa. No puede haber bienestar sin salud, y el tener mayor PIB es un medio para poder conseguirla.
Así como no tiene sentido tener como fin un mayor PIB, tampoco tiene sentido que una política tenga como fin un objetivo de cualquier indicador, porque ningún indicador resume el bienestar, que es lo que debería buscar maximizar cualquier política. En la coyuntura actual, buscar minimizar contagios de COVID no puede ser un fin. Tener poquitos contagios es un medio, pero, así como dar exenciones tributarias buscando aumentar el PIB puede tener efectos negativos sobre el bienestar (y sobre el PIB), imponer políticas con el único objetivo de minimizar contagios pueden tener efectos negativos sobre el bienestar (problemas de salud mental, autoritarismo, desconfianzas en las autoridades) y puede que ni siquiera logren minimizar los contagios.