El metro de Bogotá es, quizás, una de las obras más esperadas por los capitalinos. Pasaron casi ocho décadas desde que, en 1944, el entonces alcalde de la ciudad Carlos Sainz Santamaria, propusiera los primeros estudios para hacer la mega obra. Hoy es una realidad gracias al apoyo de cuatro gobiernos, dos distritales y dos nacionales, que desde 2016 promovieron el proyecto y crearon las Empresa Metro de Bogotá, encargada de obtener y gestionar los recursos, además de responder ante la Nación, el Distrito y la Banca Multilateral por los avances de la construcción.
La primera línea del metro elevado tendrá una longitud de 23,9 kilómetros, entre la localidad de Bosa y la calle 72 con Caracas, que contará con 16 estaciones (10 integradas a Transmilenio), un sistema 100 % eléctrico y 28 edificios de acceso. La Empresa Metro decidió adjudicar un contrato único de concesión con el fin de garantizar la total ejecución de la obra y, en 2019, anunció que las empresas China Harbour Engineering Company Limited y Xi’An Rail Transportation Group Company Limited, serían las encargadas de ejecutar la mega obra. En diálogo con La Nota Económica, Andrés Escobar explicó las primeras fases y actividades del proyecto, su papel en la reactivación económica y los esfuerzos en los estudios para que el metro no se convierta en una molestia para los ciudadanos.
El 20 de octubre se firmó el acta de inicio de las obras, ¿En qué etapas se desarrollará el proyecto?
Con la firma del acta de inicio arrancó a correr el cronómetro en todos los plazos. Es así como empezaron las cuatro actividades iniciales que conforman la primera fase, culminada esta, se dará paso a la fase 2, que es de construcción de la infraestructura (una de las más grandes); después viene la fase 3, que son las pruebas de todos los trenes, de las zonas de control, de seguridad y comunicaciones, y, por último, la operación.
¿Cuáles son esas primeras cuatro actividades?
La primera es construir el patio taller, ubicado en Bosa, que es el componente más grande y complicado del proyecto. Allí es donde se alistarán y se guardarán los trenes para que puedan estar en completo funcionamiento. Sólo su construcción se demora 6 años, durante los primeros dos se removerán alrededor de 3 millones de metros cúbicos de tierra. La segunda actividad es un parque de prefabricación, donde se realizarán todos los elementos estructurales que serán necesarios para la construcción, como las vigas.
El siguiente paso será construir un deprimido en la 72 por debajo de la Caracas, parecido al de la 94 con la NQS; en este caso, esperamos demorarnos dos años y medio, con el objetivo de mejorar esa intersección y disminuir los atascos viales. Terminada esa obra, se adelantará el viaducto; este paso es el único que nos va a obligar a desviar tráfico y alterar la normalidad de las personas. Finalmente, el cuarto paso será fabricar los trenes, que de eso se encargará el consorcio. Los primeros 180 vagones que hacen parte del contrato deben llegar en el año 2025.
¿Cómo aportará el proyecto a la reactivación económica y a la nueva normalidad?
La expectativa es generar 27.000 empleos, de los cuales 8.000 son directos en las obras y 19.000 indirectos, en otros puntos asociados a la producción. Solo entre el 2020 y el 2021 esperamos estar generando unos 3.276 empleos directos y 13.842 indirectos. Creemos, incluso, que vamos a necesitar contratar empresas de otras regiones para servicios en los que seguramente vamos a ocupar toda la oferta de Bogotá, como en viajes de volqueta o en excavación. El impacto va a ser gradual, pero se espera que el intervalo de tiempo de trabajo más fuerte sea entre 2022 – 2026.
¿Cuáles fueron los criterios ambientales para el diseño del viaducto?
Hicimos un gran esfuerzo por disminuir a largo plazo el impacto ambiental del proyecto. Los metros en viaducto pueden tener efectos ambientales importantes. Lo que planificamos en Bogotá, teniendo en cuenta las experiencias en otras ciudades, es una obra que tendrá una altura de 13 metros, lo que implica que los peatones no van a percibir el ruido. Otro aspecto importante es que los metros deterioran la calidad de vida por el impactante ruido que generan; para evitar esto, las vigas del metro no van a estar apoyadas en una columna de concreto sino en bases de caucho y plomo, que amortiguarán y disminuirán las posibles vibraciones del tren.
Además, adoptamos el sistema de estaciones descentralizadas, que están en edificios al costado de las vías. De esta manera, la única parte del metro que está por encima del espacio público son las plataformas de embarque. En cuanto al manejo silvicultural, nuestro plan para mitigar los impactos ambientales es sembrar 2.920 árboles nuevos, conservar 1.548 y trasladar 366. Por cada uno que sea talado, se plantarán 2.1 nuevos; en total, tendremos un stock de 4.834.
Si todo sale bien, ¿cuándo iniciaría la operación del metro?
Es una entrega que se realizará por etapas. En 2027 se espera hacer los primeros ensayos en la vía férrea, ya que cada tren debe recorrer, mínimo, 1.500 kilómetros y superar pruebas de velocidad y peso; este paso demoraría un año y medio. Superada esta etapa, el metro entraría en función para la ciudadanía en 2028 y esperamos que, desde el primer día, pueda movilizar 550.000 pasajeros. El metro contará con alta tecnología y no tendrá conductores sino operadores que controlarán todo desde el patio-taller. A esto suma que se tendrá una unificación de medio de pago, cuando el sistema esté listo para abrir sus puertas se tendrá la discusión sobre la tarifa, se evaluará si hay tarifa de transbordo, eso lo definirá la ciudad en ese momento
¿En qué va el proceso de traslado de redes y la compra de predios?
Lo que demora a casi todas las obras públicas son las tuberías que no están reportadas en los planos, eso se debe a que en Bogotá hay un gran desconocimiento de las redes. En ese sentido, creamos, hace un poco más de dos años, un programa de traslado anticipado de redes para conocer dónde están ubicados los puntos importantes y ya estamos trasladando la mayoría de ellas, para poder entregárselas al consorcio. En relación con los predios, tenemos cerca del 40% y entregaremos los primeros 77 en dos semanas, para que el consorcio ya lo tenga en su stock.