La ansiedad y la incertidumbre parecen dominar el panorama emocional de muchas personas, por ello, herramientas como el Vision Board han ganado popularidad como un método para materializar metas y sueños. Sin embargo, ¿qué tan efectiva es esta técnica desde una perspectiva psicológica y neurocientífica? ¿Puede realmente ayudarnos a alcanzar nuestros objetivos, o existe el riesgo de caer en la frustración si no se utiliza correctamente? La respuesta, según expertos, es más compleja de lo que parece.
La psiquiatra Laura Villamil explica que la visualización, base fundamental del Vision Board, es una técnica que permite «experimentar en la mente la realidad que deseamos antes de que ocurra en el mundo físico».
Este proceso no solo implica crear imágenes mentales claras y detalladas, sino también conectar con las emociones que sentiríamos si ya estuviéramos viviendo esa realidad. «La mente no distingue entre lo que imaginamos y lo que experimentamos en la realidad», afirma Villamil. Esto significa que, al visualizar de manera efectiva, estamos entrenando a nuestro cerebro para aceptar esa nueva realidad como algo posible y alcanzable.
A nivel neurocientífico, la visualización activa redes neuronales que están directamente relacionadas con la acción. «El pensamiento es muy poderoso», señala Villamil. «Hay múltiples estudios que refuerzan la relación entre la forma de pensar y los fracasos o éxitos de una persona».
Por ejemplo, si un estudiante de medicina se visualiza como un médico famoso a los 45 años, es probable que esa imagen mental configure circuitos cerebrales que lo impulsen hacia ese objetivo. La persistencia de un pensamiento positivo puede desencadenar reacciones bioquímicas que liberan neurotransmisores asociados con la felicidad y la motivación, lo que a su vez refuerza la conducta necesaria para alcanzar esas metas.
Sin embargo, no todo es color de rosa. Villamil advierte que el Vision Board puede tener efectos contraproducentes si no se utiliza con un enfoque realista. «Tener metas poco delimitadas o demasiado idealizadas puede generar frustración, decepción y estrés», explica.
Cuando las expectativas no se cumplen, la autoestima puede verse afectada, lo que lleva a sentimientos de incompetencia e insuficiencia. Además, centrarse en objetivos poco realistas puede hacer que perdamos oportunidades más alcanzables y concretas.
Para aquellos que luchan con trastornos de ansiedad o depresión, el Vision Board puede ser una herramienta útil, pero con matices.
«Todas las personas pueden beneficiarse de esta técnica, siempre y cuando no estén en una fase de depresión grave donde predominen pensamientos negativos y no haya planes a futuro», aclara Villamil. En estos casos, es crucial contar con el apoyo de un profesional de la salud mental para evitar que la herramienta se convierta en una fuente adicional de presión.
La repetición de la visualización juega un papel clave en el fortalecimiento de la motivación a largo plazo. Sin embargo, Villamil advierte que esta práctica puede convertirse en una «falsa sensación de progreso» si no se acompaña de acciones concretas. «La visualización debe ir de la mano de la planificación y la ejecución de pasos específicos para alcanzar las metas», subraya.
¿Qué hacer si, a pesar de utilizar un Vision Board, las metas no se cumplen? Villamil recomienda trabajar en habilidades como el establecimiento de objetivos claros, la gestión del tiempo, la autodisciplina y la resolución de problemas.
«Es importante ser flexible y estar dispuesto a ajustar los planes según sea necesario», agrega. Además, sugiere complementar el Vision Board con otros métodos como la escritura de metas, el uso de calendarios y planificadores, y la búsqueda de apoyo en comunidades en línea o con mentores.