Otro aspecto crítico señalado por el estudio es que el 29% considera obsoleto el currículo educativo del país, identificándolo como el mayor desafío del sistema. También destacan la falta de financiación, las aulas masificadas y la formación inadecuada del profesorado como problemas urgentes a resolver.
. El Monitor de Educación 2024 de Ipsos, firma de investigación de mercados, ha revelado una realidad sobre la percepción que tienen los colombianos de su sistema educativo. Los resultados del estudio hecho en 30 países del mundo confirman que la mayoría de los ciudadanos no están satisfechos con la calidad de la educación que reciben sus hijos.
La investigación ha puesto sobre la mesa un debate crucial para el futuro de la educación en Colombia: la relación entre la inteligencia artificial (IA) y el sistema educativo. Los resultados revelan una sociedad dividida y un sistema educativo que parece no estar preparado para los desafíos que plantea la era digital.
Según el estudio, el 47% de los colombianos cree que la educación ha empeorado en líneas generales ubicando a Colombia en una posición similar a la de países como Rumanía y Francia, donde la mayoría de la población comparte esta visión. A nivel global, el promedio de personas que califican la calidad de la educación como buena es tan solo del 33%, una cifra que refleja la falta de confianza en los sistemas educativos actuales, independientemente de los resultados que estos puedan mostrar en evaluaciones internacionales como las pruebas PISA.
Un país desconectado del futuro
Si bien la IA ha revolucionado muchos sectores, su impacto en la educación del país ha sido limitado. Así lo refleja el estudio, al mostrar que un 67% de los colombianos considera que las instituciones educativas carecen de recursos e instalaciones adecuadas, lo que incluye tecnología. Esta falta de inversión se refleja en la percepción de los ciudadanos: un 56% cree que el currículo escolar no prepara adecuadamente a los estudiantes para enfrentar los desafíos del mundo laboral, que cada vez demanda más habilidades digitales.
Un dato que llama la atención es que el 36% de los colombianos está a favor de prohibir el uso de herramientas como ChatGPT en las escuelas, una cifra que ha crecido notablemente desde el 29% registrado el año pasado por Ipsos. Esta tendencia no es exclusiva de Colombia; países como Canadá, Francia y Australia registran porcentajes similares, con más del 50% de sus ciudadanos apoyando esta prohibición. Sin embargo, en países como Turquía, Tailandia y Japón, menos del 25% apoya esta medida, lo que refleja una clara división global en la aceptación de la inteligencia artificial en la educación.
De otro lado, un 25% de los colombianos cree que los avances tecnológicos tendrán un impacto más negativo que positivo en el futuro de la educación, un aumento de 7 puntos porcentuales en comparación con el año pasado. Este sentimiento de cautela hacia la tecnología podría estar relacionado con una percepción de que las herramientas digitales, en lugar de mejorar, podrían estar erosionando la calidad educativa.
Generación Z vs. Boomers: la gran batalla de los smartphones en las escuelas
Este rechazo no es exclusivo de Colombia. A nivel global, existe un consenso creciente sobre la necesidad de regular el acceso a la tecnología por parte de los menores. El uso de celulares en las aulas es un tema que divide generaciones. Mientras los Boomers abogan mayoritariamente por prohibirlos (66%), la Generación Z, los nativos digitales, son más flexibles (36%). Sin embargo, el consenso sobre las redes sociales es más amplio: la mayoría de todas las generaciones cree que los menores de 14 años no deberían acceder a ellas ni dentro ni fuera de los colegios.
A pesar de esto, el estudio revela una brecha generacional en cuanto a quién debería enseñar seguridad digital. Los Boomers confían más en los profesores, mientras que las generaciones más jóvenes ven una responsabilidad compartida. La pregunta que queda en el aire es: ¿Cómo equilibrar la necesidad de proteger a los jóvenes de los peligros en línea con su derecho a acceder a la tecnología?
No basta con equipar las aulas con dispositivos; es necesario formar a los docentes en el uso pedagógico de las herramientas digitales, diseñar currículos flexibles y pertinentes, y garantizar el acceso equitativo a las tecnologías. Solo así podremos aprovechar el potencial de la inteligencia artificial y otras innovaciones para mejorar la calidad de la educación y preparar a los estudiantes para los desafíos del siglo XXI. La tecnología debe ser un aliado, no un sustituto, de la educación humana y personalizada.