Donald Trump salió de la presidencia de los Estados Unidos de una manera escandalosa, afrontando su segundo intento de impeachment, pero con una alta popularidad entre sus seguidores. La primera reacción lógica frente a un liderazgo tan dañino fue recordar sus desaciertos en materia política, económica y sobre todo sanitaria, debido al mal manejo de la pandemia del Covid-19. Sin embargo, nadie se tomó el trabajo de resaltar sus logros, si, digo bien, sus logros.
Hasta cierto punto, fue gracias a él y sus desaciertos internacionales, que el mundo esta acelerando el cambio de un sistema unipolar-hegemónico en el cual los EE. UU. ostentaban una supremacía técnico-militar-financiera hacia un sistema multipolar-contra-hegemónico en el cual China esta contrabalanceando el poder global norteamericano en lo económico-comercial y Rusia en lo técnico-militar.
Debido a su retórica belicista en contra del sistema chino y las acusaciones por ser el fabricante del Covid-19, junto a las amenazas hacia aquellos países que decidieran utilizar tecnología 5G de Huawei, hace que el partido comunista chino identifique que éste sea su momento contra-hegemónico. Por otro lado, Putin continuó con su proceso de modernización de sistemas de armas a gran escala al no representar una amenaza para Washington, aún a pesar de las sanciones económicas impuestas por este y la Unión Europea.
También, gracias a él, los europeos por primera vez, después de la segunda Guerra Mundial comenzaron a preocuparse por su propia seguridad más allá de la OTAN, a procurarse por nuevos sistemas de armas defensivos, prever, coordinar y fortalecer alianzas militares indoeuropeas y a tratar de manera conjunta a su principal amenaza: la Rusia de Putin. Fue Trump y su retórica de que se había acabado la subvención económica norteamericana de la seguridad europea, la que obligó a Bruselas a jugar un rol más protagónico en los asuntos securitarios y al Consejo de Europa a revaluar sus alianzas y sistemas de defensa.
Por estos lares y nuevamente gracias a él, los gobiernos latinoamericanos de derecha vieron reforzadas sus posturas en contra del “régimen de maduro” en Venezuela, logrando un gran apoyo y visibilidad como los nuevos garantes de los derechos humanos en la región y el bienestar de los venezolanos en particular. Fue Donald Trump quien endureció las sanciones al “régimen venezolano” y a sus funcionarios junto con una fuerte presión a los gobiernos del mundo para que siguieran una lógica similar. Es en este contexto, que el concierto en la frontera colombo-venezolana tuvo un éxito mediático rotundo en su momento, aunque a corto y mediano plazo fue aflorando su fracaso político.
Gracias a él, países como Argentina, que cuenta con un record de cesación de pagos, obtuvo el mayor préstamo en la historia del Fondo Monetario Internacional (FMI) con unos 55.000 millones dólares y, también debido a Trump, el gobierno de Alberto Fernández pudo renegociar la deuda con ampliación de plazos y quita de tasas de interés.
Fueron sus lazos políticos con el exmandatario Mauricio Macri lo que permitió aprobar el empréstito y producto a ello los argentinos se dieron cuenta del mal manejo que se le dieron a esas divisas. En parte el macrismo cayó por su pésima gestión económica nacional y su, aún peor, manejo financiero de semejante crédito.
También debemos recordar que, gracias a Trump, la región latinoamericana compró y ahora esta produciendo vacunas de origen chino y rusa. Argentina y Brasil producirán ambas vacunas, pero casi todos los países de la región compraron una u otra o ambas. Aliados muy categóricos como Colombia y Chile ya compraron altas cantidades de vacunas sino-rusas. Algo impensado en otros tiempos.
Incluso a nivel económico, fue gracias a él, que se reforzó el comercio con el gigante asiático en la región que esta llevando a alianzas de otro tipo (técnicos-comerciales y de infraestructura, por ejemplo). En este sentido, sino fuera por la guerra comercial y en contra del 5G chino, Huawei no sería una opción para el mundo ni para los países latinoamericanos. En este sentido, varios ya anunciaron que, pese a sus relaciones con los EE. UU., no descartan la posibilidad de aceptar la tecnología china que es más barata y mejor que la de sus competidores.
Gracias a él, hay una presencia mínima de tropas norteamericanas en el medio oriente, algo que se venía pidiendo hace mucho tiempo. Eso está permitiendo, mal que nos pese, que Siria y sus vecinos estén solucionando sus problemas, dinámica que ya está cambiando con Joe Biden.
Sin ir mas lejos y, nuevamente gracias a él, hay una mujer, afrodescendiente y de origen Latino en la vicepresidencia de los EE.UU., algo imaginado hace poco tiempo atrás. En conclusión, nadie se imagino que un liderazgo tan negativo podría acarrear consecuencias tan positivas para la región y el mundo. Incluso el movimiento Afroamericano le debe las gracias a Trump y a su discurso racista.
“Black Lives Matters” es producto de su negatividad y uno de los artífices del triunfo demócrata, las investigaciones por los atropellos a la democracia y al estado de derecho de los movimientos de supremacía blanca también se lo debemos a Donald. Él los visibilizó y los puso en evidencia. En este orden de ideas, Trump hizo mucho más por EE. UU y el mundo que sus antecesores.