Consulta Pública sobre el Estándar de Flujos Monetarios
El Global Reporting Initiative (GRI) abrió la consulta pública del Borrador del Estándar de Flujos Monetarios, una actualización clave del Estándar de Impacto Económico. Este nuevo borrador busca explicar con mayor claridad cómo las empresas generan y distribuyen sus flujos monetarios, permitiendo entender mejor cómo se crea y se distribuye el valor económico, y fortaleciendo la transparencia, la confianza y la toma de decisiones informadas. Este proceso es especialmente relevante para reforzar la transparencia y la rendición de cuentas en la región, con énfasis en Colombia y Perú.
En conversación con Nota Económica, Andrea Pradilla, Directora de GRI LATAM, explica el alcance de esta iniciativa y el rol estratégico de la región en la construcción de un estándar global que conecta finanzas y sostenibilidad.
La Nota Económica: ¿Cuál es el propósito del nuevo Estándar de Flujos Monetarios y qué lo diferencia de los anteriores?
Andrea Pradilla: Durante casi diez años, el Estándar GRI 201 ha sido una referencia para explicar cómo las empresas generan y distribuyen valor económico. En esta actualización, el foco está en hacer esa información realmente útil y comprensible. Hoy existe un creciente interés por ponerle un valor económico a los impactos sociales y ambientales, pero esas herramientas aún no están listas para usarse de forma generalizada: son complejas, costosas y difíciles de aplicar para muchas empresas.
Por eso, el nuevo Estándar de Flujos Monetarios se concentra en lo que hoy sí puede hacerse bien: mostrar de manera clara y comparable cómo circula el dinero en una empresa, a quiénes llega y cómo sus decisiones económicas impactan a distintos grupos. Esto permite avanzar en transparencia desde ya, sin dejar a nadie por fuera, especialmente en mercados emergentes.
Este enfoque permite ir más allá de saber si una empresa es rentable. Ayuda a entender cómo distribuye lo que genera, si se queda en la organización, se paga en salarios, impuestos o utilidades, o se invierte en el entorno. Ofreciendo una visión más completa del impacto detrás de unos resultados financieros.
- La Nota Económica: ¿Por qué es clave la participación de América Latina y, en particular, de Colombia en este proceso?
Andrea Pradilla: La actualización del estándar debe reflejar las realidades económicas y sociales de América Latina, una de las regiones más desiguales del mundo. Por eso es fundamental que los estándares globales incorporen contextos locales y permitan entender cómo las decisiones empresariales impactan los territorios donde operan. En Colombia, por ejemplo, el 42 % de las empresas analizadas ya reporta bajo el GRI 201, lo que demuestra un nivel de adopción significativo y una base sólida para contribuir técnicamente a la revisión. La participación de países como Perú, México y Argentina complementa esta mirada regional. En conjunto, la evidencia muestra que los mercados emergentes están listos para aportar a la construcción de un estándar global más robusto, aplicable y sensible a las realidades locales. En ese sentido, el rol de Colombia es estratégico: sus avances en transparencia y sostenibilidad fortalecen la credibilidad de la región en el debate internacional.
- La Nota Económica: ¿Cuáles son las principales novedades que introduce este borrador frente al estándar de 2016?
Andrea Pradilla Uno de los cambios más relevantes es la introducción de flujos monetarios desagregados, que permiten comprender con mayor precisión cómo se distribuyen los recursos entre trabajadores, proveedores, comunidades y gobiernos. Por ejemplo, una empresa podrá mostrar de forma clara cuánto del valor económico que genera se destina a salarios y beneficios, cuánto se queda en compras a proveedores locales, cuánto aporta en impuestos y regalías, y cuánto invierte directamente en las comunidades donde opera.
El borrador también incorpora elementos que fortalecen la comparabilidad, así como una mayor coherencia con estándares relacionados con cambio climático y otras agendas globales. El resultado es un marco que ofrece una visión más completa y práctica para entender el desempeño económico de una empresa y cómo ese valor se distribuye dentro y fuera de la organización.
- La Nota Económica: ¿Qué hallazgos encontraron sobre el uso del estándar anterior en la región y cómo se busca corregirlos?
Andrea Pradilla: El análisis realizado mostró una oportunidad para mejorar la forma en que se explica el impacto económico de las empresas a nivel local. En muchos casos, la información no permitía ver con claridad cómo el valor económico se distribuye entre distintos territorios y actores, ni cómo se relaciona con el desarrollo local. El nuevo estándar avanza en esa dirección, promoviendo mayor detalle y contexto, así como mayor transparencia sobre apoyos públicos e impactos económicos negativos, para ofrecer información más útil para la toma de decisiones.
- La Nota Económica: ¿Qué mensaje le daría a empresarios, contadores y funcionarios públicos de la región frente a esta consulta pública?
Andrea Pradilla: Esta es la última oportunidad de incidir en un estándar que marcará la pauta global, ya que la consulta pública estará abierta hasta el 17 de diciembre de 2025. Cada aporte técnico y sectorial suma a la construcción de un marco sólido y aplicable. Participar no solo fortalece la transparencia de nuestras empresas, sino que también posiciona a América Latina como referente en sostenibilidad y rendición de cuentas.
Enviar comentarios es muy sencillo. Basta con acceder al cuestionario en línea, revisar el borrador del estándar y responder las preguntas guiadas del formulario. Cualquier parte interesada, bien sea empresas, reguladores, inversionistas, academia o sociedad civil, puede participar y compartir su experiencia práctica.
Los comentarios se reciben a través del siguiente enlace: https://www.surveymonkey.com/r/SXB3TRL
El plazo para enviar aportes finaliza el 17 de diciembre de 2025.
- La Nota Económica: ¿Cómo impactará este estándar en la competitividad internacional de las empresas latinoamericanas?
Andrea Pradilla: La transparencia económica se ha convertido en un elemento central para generar confianza. Cuando las empresas reportan de manera clara, comparable y consistente, responden mejor a las expectativas de inversionistas, reguladores y otros grupos de interés. Esto no solo reduce riesgos, sino que también fortalece su competitividad. América Latina tiene la oportunidad de mostrar que los mercados emergentes pueden liderar buenas prácticas en sostenibilidad y contribuir activamente al desarrollo de estándares globales.