En las últimas dos décadas los vínculos comerciales entre China y América Latina han crecido a un ritmo bastante acelerado. En el año 2000 la participación del comercio del gigante asiático en la región representaba menos del 2%, pero con el ascenso que ha tenido ha nivel mundial se ha convertido en un socio principal de la región, con cada vez mayores importaciones de materias primas y exportaciones de productos manufacturados.
Así las cosas, se proyecta que para el 2035 su participación comercial en la región pueda alcanzar hasta un 25%. Mientras que, por el lado de la inversión, China ha emergido como fuente de capital para Latinoamérica. Los recursos provenientes de la nación bajo el mando de Xi Jinping se expanden rápidamente desde los recursos naturales hacia otros sectores.
Sin embargo, los factores impulsores del crecimiento económico de esta potencia emergente están cambiando, desde el crecimiento impulsado por la inversión al impulsado por el consumo, desde sectores de baja tecnología a sectores de alta tecnología, y desde las manufacturas a los servicios. Por ello vale la pena cuestionarse cómo afectarán dichos cambios a la región.
“Este es un contenido exclusivo para los suscriptores de La Nota Económica. Si desea continuar leyéndolo, por favor ingrese aquí con su usuario y contraseña”