- Mientras el mercado global del diagnóstico in vitro proyecta un crecimiento anual de entre 5,6 % y 7,4 %, según Grand View Research, en latinoamérica se espera un aumento significativo a una tasa anual del 17,90 % entre 2025 y 2034.
En la industria del diagnóstico in-vitro, donde la precisión es esencial para garantizar pruebas médicas y de laboratorio confiables, un experto colombiano lidera innovaciones que mejoran los procesos de elaboración y aseguramiento de la calidad en componentes biológicos. Se trata de Juan Fernando Bermúdez, quien ha impulsado proyectos clave en áreas como pruebas de coagulación, tipos de sangre y desarrollo de los líquidos de prueba para las empresas más importantes del mundo en este sector. Su trabajo ha logrado que la innovación científica se convierta en diagnósticos más seguros y confiables para los pacientes.
El experto, que es Director de Estrategia y Calidad de una firma estadounidense de suministro de materiales biológicos para laboratorios y fabricantes de dispositivos médicos, ha liderado una estrategia que combina ciencia, gestión organizacional y cultura de calidad. Con ella, ha logrado reducir en un 57 % los errores sobre los parámetros de cumplimiento en farmacéuticas globales. Esto ha hecho que las pruebas de diagnóstico en hospitales de todo el mundo sean más exactas.
“Uno de mis aportes más importantes ha sido implementar un método que analiza todos los procesos en la empresa, no solo una parte. Este sistema permite rastrear cada paso, evaluar los riesgos de falla, controlar los cambios y aplicar principios de calidad. De esta forma, puedo identificar dónde podría dañarse una muestra, observando la interacción completa entre las personas, las máquinas, el tiempo y el ambiente durante todo el proceso, y no solo en un error puntual”, explica.
Este enfoque, que se basa en la práctica quality-by-design (calidad desde el diseño), ayuda a prevenir fallos antes de que ocurran y se conviertan en desviaciones o reclamos. Esto aumenta la confiabilidad de los insumos biológicos que se usan para calibrar y estandarizar tecnologías de diagnóstico a nivel mundial. Lo que se busca es que cada resultado de un análisis clínico sea totalmente confiable desde su origen.
Según Grand View Research, el mercado global del diagnóstico in vitro proyecta un crecimiento anual de entre 5,6 % y 7,4 %, con un valor estimado de 150.000 millones de dólares hacia 2030, donde Estados Unidos mantiene el liderazgo. La diversidad de donantes y los altos estándares regulatorios de la FDA (agencia federal que protege la salud pública), hacen que el país norteamericano pueda garantizar la calidad de los insumos biológicos usados para calibrar y validar tecnologías médicas en todo el mundo.
Sin embargo, Juan Fernando Bermúdez señala que: “A nivel regional, Colombia también tiene el talento y el potencial para integrarse a la industria diagnóstica global, pero aún enfrenta retos logísticos, regulatorios y culturales en torno a la donación de sangre y el desarrollo de biotecnología aplicada. América Latina necesita construir confianza en torno a los sistemas de donación y establecer procesos más estandarizados para participar en la cadena de valor a nivel mundial”. Además, explica que el principal desafío de esta industria es garantizar que los materiales biológicos no se alteren. Lo cual es crucial, debido a que si hay el más mínimo error en el proceso, la precisión de la prueba clínica se puede comprometer.
“La calidad no se limita a un protocolo técnico, tiene que ser parte de la cultura de la empresa. Más allá de los procesos, buscamos conectar lo humano con la excelencia, fomentando que las áreas trabajen juntas, haya entrenamiento cruzado y una comunicación clara. Esto ha resultado en equipos más estables y una mayor satisfacción tanto de los empleados como de los clientes», afirma.
El trabajo de este colombiano, que integra estrategia, técnica y liderazgo humano, es un ejemplo de cómo el talento de Latinoamérica puede transformar la industria diagnóstica global, un sector que en la región crecerá 17,9 % anual entre 2025 y 2034 y definirá un nuevo estándar para la medicina moderna.