Europa vive muy de cerca la crisis originada por la invasión rusa a Ucrania y entre los sectores de mayor tensión se destacan los minoristas y los fabricantes de bienes de consumo.
Los precios de las acciones de firmas del retail europeo, así como las de las productoras de bienes de gran consumo, han retrocedido en este año en forma apreciable.
Un informe de la presidencia de Carrefour de junio advierte que la tensión política ha aumentado, el cambio climático ha entrado en otra etapa de crisis, el macroentorno ha cambiado drásticamente y la pandemia de COVID-19 no ha terminado.
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La crisis es la nueva normalidad y a lo que hemos estado acostumbrados en las últimas décadas -baja inflación, comercio internacional- se ha acabado.
La fractura de la cadena de suministro también golpea la operación de los
productores de bienes de consumo desde el año pasado, con envíos que se
retrasan semanas debido a factores como los confinamientos por la
pandemia, las compras de pánico y las sanciones impuestas a Rusia por la
invasión de Ucrania.
Según la firma líder mundial en logística, Maersk, que transporta mercancías para empresas como Walmart y Nike, el costo de los envíos de mercancías ha subido un 30% debido a una serie de presiones
inflacionarias que no es probable que bajen a corto plazo.
El presidente de Unilever pide a las empresas de bienes de consumo que se acostumbren a la idea de que la crisis es más o menos la nueva normalidad, en medio de un entorno caracterizado por una inflación creciente, el cambio climático y la crisis alimentaria mundial.