El viernes 23 de mayo, los mercados globales recibieron un recordatorio de lo que puede hacer un solo tuit presidencial: Trump amenazó con un arancel del 25 % a Apple si sigue fabricando iPhones fuera de Estados Unidos. Además, alertó sobre uno del 50 % a los productos de la Unión Europea.
Resultado: acciones cayendo, oro y bonos al alza, y la volatilidad subiendo como si fuera 2018 otra vez.
Apple, que ya estaba moviendo producción a India para esquivar los aranceles a China, fue el blanco directo. Sus acciones cayeron cerca de 4 %. Y aunque legalmente es cuestionable imponer aranceles a una sola empresa, políticamente no sería la primera vez que Trump intenta algo así.
Del otro lado del Atlántico, la Unión Europea también entró en la línea de fuego. El argumento de Trump: las negociaciones comerciales no avanzan, y hay molestia por el impuesto digital europeo. Las acciones de empresas como Mercedes, BMW o Essilor cayeron más de 4 %.
Los inversionistas no tardaron en refugiarse: el oro subió, los bonos también. El dólar, en cambio, se debilitó. Mientras tanto, Moody’s le quitó la máxima calificación crediticia a Estados Unidos por su creciente deuda.
Para empresas y ejecutivos, esto no es solo un tema de titulares. Es una señal de alerta para revisar cadenas de suministro, márgenes de costos y exposiciones geográficas. Porque cuando la política comercial se maneja por tuit, cualquier escenario está sobre la mesa.