La fuerte contracción económica experimentada en 2020 en América Latina y el Caribe (7,1 %) no solo no tiene precedentes recientes en términos de magnitud, sino que, además fue generalizada y afectó a todos los países de la región, a diferencia de otras crisis regionales de alcances comparativamente más acotados.
De acuerdo con un informe publicado recientemente por la Cepal y la OIT, la región experimentó el doble efecto de la contracción de la oferta y la demanda económica, que a nivel laboral se tradujo en la fuerte disminución de la ocupación y de la participación laboral.
En 2020 la tasa de ocupación regional experimentó una caída de 5,5 puntos porcentuales, mientras que la tasa de participación se contrajo 4,5 puntos porcentuales. El efecto de la contracción más profunda de la ocupación respecto de la participación provocó un aumento de 2,1 puntos porcentuales de la tasa de desocupación regional, que superó los dos dígitos en 2020 por primera vez en más de una década.
A nivel de los países de la región, se observa que en los 18 países para los cuales se dispone de información correspondiente a 2020, las tasas de ocupación y participación disminuyeron, excepto en Honduras, donde la tasa de participación aumentó.
Otro efecto negativo de la crisis sanitaria es el mayor impacto que tuvo en la ocupación y participación femenina. Entre 2019 y 2020, la fuerza de trabajo se contrajo un 5,0 % entre los hombres y un 8,1% entre las mujeres, mientras que las tasas de ocupación lo hicieron un 7,2% entre los hombres y un 10,2% entre las mujeres.
Por último, cabe resaltar que se produjo una reducción regional generalizada de la tasa de participación femenina, lo que supone un gran retroceso respecto de los avances observados en la participación laboral de las mujeres.