Un decreto gubernamental publicado este viernes reveló que el presidente Vladimir Putin aprobó la compra de la filial rusa de Goldman Sachs por parte del fondo de inversión armenio Balchug Capital.
Desde el inicio del conflicto en Ucrania, Rusia ha impuesto mayores restricciones a la venta de activos de empresas extranjeras, exigiendo la autorización del Kremlin para concretar cualquier acuerdo. Goldman Sachs cerró un contrato vinculante para deshacerse de su subsidiaria en Rusia, aunque la operación aún está sujeta a diversas condiciones.
Balchug Capital no ha emitido comentarios sobre la operación. Su fundador y CEO, David Amaryan, dirige todas las inversiones del fondo, que en 2023 adquirió los activos rusos del fabricante estadounidense Caterpillar.
Después de casi tres años de la guerra en Ucrania, solo unos pocos bancos occidentales siguen activos en Rusia, entre ellos Raiffeisen (Austria), UniCredit (Italia) y OTP (Hungría).
Por otro lado, el banco holandés ING Groep anunció esta semana un acuerdo para vender su negocio en Rusia a la compañía local Global Development JSC, lo que le generará una pérdida de 700 millones de euros (726,2 millones de dólares). No obstante, la transacción aún necesita el visto bueno de las autoridades regulatorias de la Unión Europea.
Los bancos extranjeros advierten que la exigencia de aprobación por parte del gobierno ruso complica su salida del país, y que contar con el permiso presidencial no garantiza una venta exitosa.
Un ejemplo es el caso del banco italiano Intesa Sanpaolo, que pese a recibir la autorización de Putin en septiembre de 2023 para vender sus activos en Rusia, aún no ha logrado concretar la operación. Su CEO afirmó el año pasado que la exposición de la entidad al mercado ruso se ha reducido a un nivel mínimo, aunque la venta total de su filial sigue siendo un desafío.