Mayo de 2020, principios de la pandemia. Las calles de las ciudades se encuentran prácticamente desoladas por las medidas de contención del virus, la desesperanza reina en todos los rincones del país y del mundo. La confianza de los consumidores llegó a mínimos históricos según las cifras de Fedesarrollo. Solo para dar una idea del descalabro, mientras en mayo de 2014 el índice de llegó a 20 %, en el mismo mes de 2020 cayó a -40 %. La confianza era uno de los términos más devaluados del momento.
Como era de esperar, la cuenta de cobro se vio en las cifras económicas. El segundo trimestre de ese año fue el de peor crecimiento peor en la historia de Colombia desde que se tienen registros. No era para menos, la actividad productiva fue suspendida en buena parte y el consumo -responsable de más del 60 % del PIB-, guiado por esa falta de confianza, comprimió la demanda agregada.
Afortunadamente, para el segundo semestre de ese 2020 los hogares empezaron a ver la luz al final del túnel y el consumo se recuperó. Gracias a esto, la economía colombiana “solo” cayo 7 % durante ese año.
Es por esto que seguir el rastro a la confianza de los consumidores es un factor clave para determinar cuál será el camino que tomará la economía en los meses venideros.
Este es un contenido exclusivo para los suscriptores de La Nota Económica. Si desea continuar leyéndolo, por favor ingrese con su usuario y contraseña a: https://lanotaeconomica.com.co/contacto-suscripcion-zona-vip/