El DANE reveló ayer la cifra de inflación para el acumulado del año pasado. Como era de esperar, el guarismo no fue para nada abultado. De hecho, el 1,61 % es la variación anual más baja de la que se tiene registro y es un fuerte contraste con el 3,8 % registrado para 2019. En un contexto donde la demanda y la oferta agregada se vieron tan golpeadas, una inflación positiva resulta llamativa.
Dado que la formación de precios está dada por la interacción entre esa oferta y demanda, un aumento o reducción de estos da indicios sobre el comportamiento agregado de la economía. En este caso, el aumento del 1,61 % deja ver que, en general, el país soportó el golpe causado por la pandemia del Covid-19.
Por supuesto, cuando se habla de un aumento de precios, se espera que haya sido causada por una contracción de la oferta, una expansión de la demanda o una mezcla de ambos fenómenos. Por lo que no es posible afirmar a priori que un aumento de la inflación -en un contexto como el actual- es, necesariamente, una señal de recuperación. Es por esto que, para que esa variación acumulada sea interpretada como una señal positiva, primero debe verse el comportamiento mensual durante todo 2020.