Por: Julia Rosa Romero – Directora de la Maestría en Gestión de la Cadena de Suministro – Universidad de los Andes.
En un entorno donde la agilidad, la resiliencia, la trazabilidad y la sostenibilidad definen la competitividad, la logística ha dejado de ser solo un asunto de transporte o distribución. Hoy, es la columna vertebral que conecta propósitos, tecnologías y territorios. En el corazón de las cadenas de suministro sostenibles, la logística no solo optimiza operaciones: posibilita nuevas formas de producir, consumir y colaborar en un mundo en transición.
1. Más allá del movimiento: una función estratégica
En esta era de desafíos sistémicos —crisis climática, disrupciones geopolíticas, nuevas exigencias regulatorias y presión por mayor trazabilidad—, el papel de la logística se ha transformado profundamente. Hoy es mucho más que una función de soporte: es el sistema circulatorio que conecta todos los nodos de las cadenas de valor. Une productores rurales con plataformas digitales, articula proveedores con su cadena extendida, sincroniza procesos productivos, enlaza centros de manufactura con redes de distribución urbana, permite la entrega final al consumidor y posibilita también la logística inversa y la circularidad.
La logística sostenible extiende la vida útil de los productos, optimiza el uso de los recursos y permite tomar decisiones operativas alineadas con propósitos ambientales y sociales más amplios. Diseñarla, planearla y operarla de manera estratégica no es un lujo, es una necesidad para reconfigurar el modo en que circulan los bienes, los datos y las relaciones económicas en un mundo en transición.
2. Automatización sí, pero con propósito
La transformación tecnológica ha llegado con fuerza al sector logístico: vehículos autónomos, robótica en centros de distribución, plataformas de optimización de rutas y blockchain para trazabilidad. Sin embargo, la automatización no puede reducirse a una estrategia de eficiencia. Su verdadero valor emerge cuando se orienta a resolver desafíos estructurales: reducir las emisiones de carbono, mitigar pérdidas, acortar distancias entre territorios productivos y centros de consumo.
Por ejemplo, en Colombia casi el 69% de los viajes de camiones se realizan sin carga (retornos vacíos), y esta cifra alcanza el 66% en tractomulas, según el Plan Maestro de Transporte Intermodal (MinTransporte, 2022). Esta ineficiencia genera costos económicos y ambientales elevados. Estudios del WRI y del DNP estiman que mejorar la coordinación de carga podría reducir hasta en 35% las emisiones de CO₂ del sector. Aquí, la automatización con propósito —a través de plataformas de “matching” de carga, redes colaborativas o sistemas de gestión de flotas— puede ser decisiva para una logística más inteligente y sostenible.
3. Logística, territorio y transición productiva
En países como Colombia, donde coexisten grandes brechas territoriales y enormes oportunidades productivas, la logística puede ser la vía para articular transiciones sostenibles y procesos de desarrollo regional. Un ejemplo crítico es el abastecimiento de alimentos: sin una logística adaptada a pequeños productores, a las condiciones geográficas complejas y a las cadenas cortas, es difícil avanzar en equidad, inclusión o sostenibilidad.
La integración logística-territorial implica inversiones en infraestructura inteligente, nodos logísticos de bajas emisiones y plataformas de consolidación de demanda. Experiencias en departamentos como Boyacá o Antioquia muestran que los proyectos logísticos con enfoque regional permiten reducir pérdidas poscosecha, mejorar ingresos de pequeños productores y fortalecer encadenamientos locales.
4. Formación y visión de largo plazo
Para que esta transformación logística ocurra, el talento humano es esencial. Desde la Maestría en Gestión de la Cadena de Suministro en la Universidad de los Andes, formamos líderes con visión estratégica internacional, capaces de integrar sostenibilidad, analítica y colaboración multiactor. Nuestros estudiantes no solo aprenden herramientas tecnológicas, sino que desarrollan una comprensión sistémica de las cadenas y su impacto económico, social y ambiental.
Creemos firmemente que la sostenibilidad no debe ser un curso adicional, sino un eje transversal que atraviesa toda la gestión de la cadena de suministro. Esto permite a nuestros egresados liderar procesos de cambio estructural en sectores donde la logística es un diferencial competitivo, pero también un habilitador de impacto.
5. Conclusión: la logística como catalizador de cambio
La logística del futuro no solo mueve productos: conecta sectores, alinea propósitos y habilita transformaciones. En un contexto global que exige repensar nuestras formas de producir y consumir, reconocer su papel como articulador de cadenas sostenibles no es una tendencia, es una estrategia de supervivencia y diferenciación.
Reconfigurar el movimiento es también reconfigurar el sentido de las decisiones empresariales. Hacer de la logística una palanca de sostenibilidad es posible. Y es urgente.