Por: Javier Villamil – Gerente Comercial de Coasmedas
En América Latina, estamos viviendo una transformación demográfica silenciosa pero contundente: la región está envejeciendo aceleradamente. Según el estudio de Tsunami8 de 2022, el porcentaje de latinoamericanos mayores de 65 años se duplicará en los próximos 30 años. Y no solo eso. Entre 1950 y 2018, la región sumó casi 25 años de esperanza de vida, como lo destaca Naciones Unidas en su informe sobre envejecimiento de la población mundial.
Esta evolución no debe ser vista como una carga, sino como una ventana de oportunidad para redefinir el concepto de adultez mayor. Hoy nos enfrentamos a una generación Silver que está más vital, más conectada y más dispuesta a seguir aportando que nunca. Muchos de ellos no solo quieren mantenerse activos en el mercado laboral, sino también emprender, enseñar, viajar y evolucionar.
Sin embargo, la realidad aún dista mucho del ideal. En Colombia, el 39 % de las personas mayores afirma haberse sentido descartada por el mercado laboral, y esta cifra sube al 42 % entre los 45 y 54 años. Esto evidencia que, aunque vivimos más y con mayor calidad de vida, las barreras sociales y culturales siguen perpetuando la idea de que después de cierta edad, ya no hay nada más por aportar.
Desde Coasmedas, decidimos romper con ese paradigma y convertirnos en una entidad que acompaña los ciclos de vida de las personas de forma integral, reconociendo el valor de cada etapa. Por eso creamos el Ecosistema Silver, una iniciativa pensada no solo para ofrecer productos financieros, sino también espacios de formación, emprendimiento, salud emocional, bienestar físico y tecnología.
En este ecosistema, un pensionado no es solo alguien que deja de trabajar. Es una persona que comienza un nuevo capítulo con más tiempo, más claridad y más herramientas para reescribir su historia. Les brindamos la posibilidad de estudiar nuevamente, capacitarse en habilidades digitales para conectar con sus seres queridos o incluso lanzar un emprendimiento propio con asesoría real.
La adultez mayor no debe tratarse como un cierre, sino como una evolución del propósito. Y como sociedad, estamos llamados a crear condiciones que lo permitan. Las empresas deben adaptar sus políticas de inclusión y aprovechar el conocimiento de quienes han vivido décadas de experiencia. Y las entidades financieras, como la nuestra, debemos mirar más allá de la edad y responder a las verdaderas motivaciones humanas: pertenecer, avanzar, crear, transformar.
Porque el futuro no es joven o viejo: el futuro es para quienes todavía tienen algo que decir, sin importar la fecha en su cédula.