Los desafíos en regulación, privacidad ética y seguridad cibernética toman una relevancia significativa por la llegada de la Inteligencia Artificial.
El mundo está marcado por cambios acelerados, desafíos inesperados y una redefinición de la globalización, de tal manera que, contar con herramientas para comprender las fuerzas que moldean el presente y configuran el futuro se convierte en una necesidad crítica para que empresas y organizaciones puedan mitigar riesgos y ser resilientes ante el panorama cambiante. Por ello, Suramericana, como Gestor de Tendencias y Riesgos, ha elaborado un análisis detallado sobre seis megatendencias que impactan las sociedades y las empresas a nivel regional y global.
“Reconociendo que vivimos en un entorno complejo, con una alta interdependencia de eventos, hemos construido estas megatendencias para proporcionar un análisis estructurado que permita monitorear las principales transformaciones del entorno. Cada una cuenta con una introducción y señales de cambio que permiten entender cómo ha sido su evolución y cuáles son las principales manifestaciones que veremos en los próximos años. Empresas y personas como parte de la sociedad, deben considerar las implicaciones que trae cada una sobre el bienestar y la competitividad”, destacó Juana Francisco Llano, presidente de Suramericana.
Estas megatendencias no son fenómenos pasajeros; implican cambios estructurales a lo largo de varias décadas que afectan y transforman las sociedades. Desde cambios demográficos, re-evolución tecnológica continua, planificación urbana hasta la reconfiguración de los ejes de poder, sinapsis global, y transformación ambiental global, el análisis de Suramericana se perfila como una herramienta estratégica para la toma de decisiones en un mundo en constante evolución.
La primera megatendencia, llamada cambios demográficos, visibiliza que el crecimiento de la población, la urbanización y el envejecimiento están redefiniendo la estructura social y económica mundial. Para 2080, según la ONU, las personas mayores de 65 años superarán en número a los menores de 18 años. Además, se prevé que, para mediados del siglo XXI, la población alcance un pico de 10.300 millones. Estos procesos obligarán a los países a replantear sus políticas de bienestar y desarrollo.
Por ejemplo, para América Latina, que aún mantiene una proporción de la población en edad laboral mayor a la población dependiente, la transformación demográfica global puede crear una oportunidad para el crecimiento económico y el desarrollo social. Sin embargo, se requiere la implementación de políticas que faciliten la participación laboral femenina y
mejoren el balance trabajo-familia, además de fortalecer la calidad de la educación y formación laboral.
Paralelamente, estamos viviendo la re-evolución tecnológica continua, megatendencia que muestra que la aceleración tecnológica está redefiniendo la forma en que las empresas operan y las personas interactúan. Con la tecnología transformando todos los aspectos de la vida cotidiana, surgen desafíos urgentes en materia de regulación, privacidad ética y seguridad cibernética, que ya se están observando con herramientas como la inteligencia artificial que genera preguntas sobre los sesgos algorítmicos, y cómo estos pueden llegar a perpetuar desigualdades.
Además, una creciente dependencia en los datos está fomentando la hiperconectividad, un fenómeno que, si bien ha facilitado la colaboración y la optimización de procesos, puede fragmentar las relaciones humanas y aumentar la vulnerabilidad de organizaciones y entidades ante ciberataques. Por ello, tanto empresas como individuos deberán adaptarse rápidamente para mantenerse competitivos, informados con criterios claros y conscientes de una nueva realidad.
Las ciudades también están en el centro de la transformación, haciendo de la planificación urbana otra megatendencia que habla sobre cómo las grandes urbes se han convertido en el hábitat natural de las sociedades contemporáneas, mejorando los indicadores de desarrollo y centralizando muchas de las políticas públicas de alto impacto. Sin embargo, enfrentan enormes desafíos en términos de calidad de vida y sostenibilidad. Esto se ve claramente en los países de América Latina, donde se manifiesta con mayor profundidad este fenómeno, las ciudades son todavía espacios de desigualdades donde convergen las altas tasas de informalidad y la baja productividad.
Por ello, será cada vez más necesaria una planificación estructurada y enfocada en la sostenibilidad ambiental, la inclusión social y el acceso equitativo a recursos urbanos, apalancándose de herramientas tecnológicas para alcanzar estos objetivos. Adicionalmente, estas decisiones deberán considerar su posible impacto en la salud de la población como un elemento indispensable para asegurar un desarrollo sostenible.
En el ámbito geopolítico se observa la reconfiguración de los ejes de poder. El primer cuarto de siglo XXI parece confirmar la existencia de una fragmentación del poder global, donde ninguna nación o entidad ostenta la supremacía absoluta. Pese a este panorama, los diversos actores de la esfera global siguen buscando formas de afianzar, diversificar y amplificar su posición, configurando una era marcada por una multipolaridad emergente, donde empresas tecnológicas y científicas con utilidades superiores al PIB de varios países surgen como actores clave de este panorama. Como resultado, surgen alianzas y rivalidades entre gobiernos y corporaciones por el control de información y recursos estratégicos.
Estamos viviendo una transformación de la geopolítica, caracterizada por la turbulencia y el surgimiento de conflictos a diferente escala y con implicaciones que trascienden el ámbito político. Es decir, estamos viviendo en un mundo en el que, además, se ha evidenciado un deterioro paulatino de la democracia en distintos países del mundo. Según el Instituto V-Dem, en los últimos veinte años el porcentaje de la población mundial que vive en países autocráticos pasó del 7 % al 35 %.
Por otro lado, la globalización ha evolucionado hacia la penúltima de estas megatendencias, la sinapsis global. Este fenómeno se ha configurado como un fenómeno multidimensional que abarca múltiples ámbitos de la interacción humana, más allá del comercio de bienes y servicios. A pesar de los desafíos comerciales y políticos, los avances tecnológicos han fortalecido la interdependencia global como un pilar fundamental. Hoy, el comercio global está dominado por el flujo de datos, creando dilemas para las naciones al buscar equilibrar los beneficios económicos con la soberanía, regulación y control de la información.
En este contexto de cambio, emerge una dualidad. Por un lado, proliferan políticas proteccionistas y nacionalistas que impulsan la producción local, reconfigurando las dinámicas de interdependencia global. Por el otro, las compañías multinacionales asumen un papel cada vez más protagónico como catalizadores de cambio, movilizando recursos, desarrollando tecnologías y fomentando colaboraciones que trascienden fronteras. Sin embargo, pese a estas tensiones aparentemente contradictorias, el mundo mantiene una profunda interconexión en términos de recursos, conocimiento y tecnología que podría tardar décadas en desacelerarse.
Finalmente, el documento plantea la transformación ambiental global como una megatendencia inmanente, al ser la crisis ambiental un reto ineludible. El desequilibrio ambiental generado por la actividad humana amenaza la capacidad regenerativa de los ecosistemas. Fenómenos como el cambio climático, la fragmentación de ecosistemas y el aumento de emisiones de gases de efecto invernadero exigen un cambio sistémico. La complejidad del proceso, con múltiples elementos interdependientes, dificulta la predicción y gestión de los riesgos asociados.
Los ecosistemas, desde bosques hasta océanos, están siendo fragmentados y transformados. Los ciclos naturales de agua, nutrientes y energía se ven afectados, provocando fenómenos climáticos extremos y alterando la composición del aire, suelo y agua.
Por este motivo, el crecimiento y desarrollo humano deben estar basados en principios de sostenibilidad, los cuales fomenten un equilibrio entre el progreso económico, el bienestar social y la conservación ambiental.
«Estas megatendencias no solo representan desafíos o resaltan complejidades de nuestro futuro, sino más bien son un llamado a tomar las oportunidades estratégicas para construir un futuro más resiliente y sostenible. Comprender estos cambios permite anticiparse a los riesgos y capitalizar oportunidades para el crecimiento y la innovación», añadió Juana Francisco Llano, presidente de Suramericana.
Empresas, inversores y gobiernos pueden utilizar esta información para diseñar estrategias adaptativas y sostenibles que les permitan enfrentar los desafíos del siglo XXI. Para más información sobre el estudio y sus hallazgos, visite https://suramericana.com/que-nos-diferencia/megatendencias/