La Nota Económica

Tecnología y sociedad

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Categoría: Análisis

Por: Aleck Santamaría De La Cruz

En esta coyuntura histórica para la sociedad ha sido necesario reflexionar y actuar más desde un sentido humanista que desde las aristas puramente económicas o políticas, que en extremo desnudan más un interés en el desarrollo de unos pocos que de la humanidad o la sociedad en su conjunto. Mientras la clase media puede retroceder en sus indicadores de bienestar en algunos meses lo construido en veinte años, las grandes riquezas se han fortalecido. Paradoja que representa una realidad cruda y cruel.

De otro lado, como consecuencia del confinamiento y de las medidas de salud pública, ha sido necesario recurrir a la tecnología (máquinas y aplicaciones) para mejorar la gestión de la salud pública, intentando evitar el colapso. Esto encierra en sí mismo una paradoja: la del individuo que dependiendo del autómata para hacer cálculos y mejorar su calidad de vida, no le es posible recibir ayuda de ese mismo autómata en extremis si se asfixia. El aire que es gratuito -y tal vez eso sea necesario revaluarlo a futuro- ahora tiene un costo. Se aprecia ahora qué pudiera no tenerse, por un minúsculo virus.

Otro capítulo incluye dos dilemas a los que se enfrenta y se ha enfrentado la sociedad: frenar la economía para aplanar la curva de contagios, en donde las víctimas de todo el modelo económico no necesariamente se cuentan, o no frenarla y con ello colapsar el sistema con víctimas definitivamente más visibles: personas en UCI y fatalidades derivadas del SARS-CoV-2. Y en el proceso de frenar la curva de contagios, con las medidas de aislamiento, podría generar un impacto económico grave, en socialización de niños con consecuencias aún por determinar, generación de pérdidas económicas y quiebra de empresas, merma y pérdida de empleos, menor recaudo de impuestos, mayor gasto público. Solo por enumerar algunos impactos. Y el otro dilema es a quién darle prioridad cuando se colapse el sistema y no haya la suficiente capacidad, algo que ya está sucediendo en algunas localidades y que se anticipó que sucedería. Así que no hay sorpresas en uno y otro caso.

Hay cosas que se sabe que pasarán: hasta que no haya una vacuna o una medida paliativa efectiva, la sociedad se mantendrá en este tren de confinamiento-desconfinamiento-confinamiento, distanciamiento social impactando a las familias (convivencia, nivel de ingreso), a los niños (socialización y educación), a las empresas (sostenibilidad e ingresos), al empleo (pérdida y reducción de calidad de empleo), con mayor énfasis en teletrabajo (lo que obliga a multiplicarse en el hogar), los impuestos (menor recaudo), las finanzas públicas (mayor gasto, menos ingresos), una economía lenta (menor consumo, menor ahorro, percepción alta de incertidumbre), salud pública (sostener y fortalecer el sistema, para esta pandemia y la que sigue), investigación y desarrollo (capacidad real de producción intelectual, científica y de insumos en cada país para depender menos de las prioridades de naciones con mayor potencial económico). Y si se sabe que pasarán y tendrán consecuencias, la agenda pública y privada ya debería contemplarlas.

Supongamos por un momento que para abrir la economía en su totalidad deberíamos lograr tener la disciplina del lavado de manos, el uso de tapabocas y una distancia mínima, con autorregulación en cuanto a los síntomas y aislando directamente al círculo más cercano con ocasión de un caso positivo. Hay un elemento cultural, de disciplina individual y social que puede hacer la diferencia desde el punto de vista de salud pública, no necesariamente desde lo económico.

La humanidad ha pasado por momentos difíciles con anterioridad. A partir de articular esfuerzos, generar sentido de propósito, un liderazgo global y nacional visible, pensando en el largo plazo y actuando en el corto plazo, generando capacidades económicas y tecnológicas, ha superado nefastas coyunturas.

Los procesos tecnológicos no son exclusivamente de máquinas, instrumentos o aparatos. Son, a fin de cuentas, propiciados por personas dentro de sociedades con capacidades, habilidades y necesidades específicas. Es decir, la tecnología no es un problema técnico, es un problema social y de competencias humanas. Con los retos que se tienen, en cuanto a calentamiento global, seguridad alimentaria, acceso a educación de calidad -solo por enumerar algunos- será necesario articular esfuerzos de los sectores público y privado, las universidades, los centros de investigación y la comunidad para este propósito. Ojalá el COVID-19 permita generar capacidades reales y no sirva para esconder estos problemas.

Una analogía a manera de ejemplo: ¿por qué es posible que una de las comunidades de mayor crecimiento en países desarrollados sean los que creen en una tierra plana? ¿Qué faltó en el proceso de formación y desarrollo de competencias para que algunas personas crean que la tierra no tiene una forma próxima a una esfera? Lo paradójico es que hay quienes hacen costosos y riesgosos experimentos caseros con cohetes para demostrar lo contrario. Es decir, se desarrollan instrumentos tecnológicos para demostrar lo que la misma tecnología ha demostrado con anterioridad. Hay una negación similar con el SARS-CoV-2. Y eso no es un problema tecnológico, es un problema de la sociedad por la forma como hemos educado, formado y sensibilizado.

En unos años -espero-, tendremos una sociedad con mayores niveles de higiene, conciencia colectiva, empatía y sentido de responsabilidad. Volar en avión es posible que implique medidas de seguridad en ese nuevo normal: el once de septiembre de 2001 dejó secuelas para la industria que será difícil desmantelar. Entonces, la salud pública debería ser entendida como un aspecto que nos debe importar a todos, y las lecciones aprendidas deben perdurar.

Estamos en un proceso de transformación único, excepcional y doloroso. Tecnología y sociedad deberán converger para un mundo más sostenible, incluyente, seguro y mejor educado. Hace falta una agenda con este propósito, y si la hay, más visible y con líderes integrales dispuestos a sacarla adelante.

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