Por: Catalina Velandia Salcedo
Desde 1948, en la emblemática calle 26, entre carreras 10ª y 13, comenzó a escribirse una historia que, sin saberlo, marcaría una historia de innovación en la capital y en el país. Bajo el nombre de Sociedad Hotelera Tequendama nació la que sería una de las empresas íconos en hotelería colombiana con su Hotel Tequendama. Aquello que parecía solo un gran proyecto de infraestructura, pronto se convirtió
en el escenario vivo de incontables historias. No solo las del país (presidentes, artistas, diplomáticos y viajeros) sino también las de cientos de personas que han construido, día a día, la esencia de lo que hoy es esta organización.
Historias como la de Ana Aracely Jara Flórez, una mujer que ha crecido junto a la Sociedad, que ha recorrido diferentes cargos, que ha visto pasar generaciones de compañeros y huéspedes, y que hoy, desde la Vicepresidencia de Negocios Turísticos y Gastronómicos, representa no solo el liderazgo femenino, sino también el poder de construir desde la permanencia, de evolucionar sin perder la esencia y de sentir la familia que se ha construido en torno a Tequendama.

“Cuando llegué a trabajar aquí, jamás imaginé lo mucho que esta empresa me enseñaría sobre la vida, sobre el trabajo, sobre cómo adaptarme y no temer a los cambios”, nos dice al iniciar la entrevista. Su voz se siente orgullosa por haber sido testigo de una evolución profunda de la Sociedad Tequendama, la transformación de una cultura organizacional tradicional, a ser innovadora, resiliente, que busca la agilidad y ofrecer a sus clientes las soluciones de problemas a través del servicio y la experiencia.
Lo que comenzó como un hotel emblemático en el corazón de Bogotá, hoy se ha convertido en una organización diversa, con múltiples líneas de negocio que responden a un país en constante transformación. La Sociedad Tequendama ya no es solo el Hotel Tequendama, es la cadena hotelera que hoy cuenta con más de 15 hoteles en Bogotá, Cali, Santa Marta, Cartagena, Medellín, Villavicencio, Melgar, Girardot y Fúquene. Además, es una familia de más de siete unidades de negocios unidas por el “apellido Tequendama”.
Cada una de estas unidades responde a necesidades específicas del país, manteniendo una misma visión
estratégica y un mismo sello de calidad. En el frente gastronómico, Gastronomía Tequendama opera marcas como Panadería Tequendama, Experiencias Tequendama y restaurantes como Trattoria La Bella. A esto se suma Catering Tequendama, que brinda alimentación institucional y opera el restaurante del Club de Ecopetrol. También está Espacios Tequendama, unidad encargada del desarrollo y gestión de proyectos inmobiliarios; Soluciones Tequendama, que integra servicios como alojamiento, alimentación, transporte, promoción y organización de eventos y convenciones; y Parking Tequendama, que gestiona servicios de parqueadero en Bogotá y Cartagena.
Este año se han sumado a la familia Viajes Tequendama, que facilita la organización de viajes para clientes corporativos o individuales con una logística integral, confianza y eficiencia, conectando experiencias con propósito; Pura Tequendama, ofrece soluciones energéticas sostenibles que optimizan los recursos públicos y alinean los proyectos con los objetivos ambientales y las normativas del gobierno. Otra de las unidades es Ingeniería Acuática y Subacuática, que presta servicios técnicos de alta complejidad, combinando la confianza y experiencia de la Armada Nacional con la gestión administrativa y estratégica de la Sociedad, garantizando seguridad operativa y cumplimiento.
Este crecimiento no ha sido solo en número, sino en propósito. “Hoy navegamos entre estas líneas de negocio con una visión estratégica y una cultura organizacional más ágil, resiliente e innovadora”. Esta evolución ha sido posible gracias al liderazgo de quienes han creído en el poder de transformarse sin perder la esencia, para Ana Jara, el liderazgo de los últimos años ha marcado un antes y un después “quienes hemos crecido con la organización hemos aprendido a ver el entorno con otros ojos. A entender que el mercado cambia, que los clientes esperan más, y que nosotros no podemos quedarnos atrás. Aprendimos nuevas formas de trabajar, de comunicar, de operar. Y lo hicimos juntos, como familia”.
La reconversión del hotel Tequendama refleja cómo todos los propósitos, metodologías y estrategias planteadas como Sociedad se convierten en realidad, la renovación se hizo estando el hotel en operación, “no paramos ni un solo día y hoy podemos ofrecer habitaciones modernas y una experiencia única sin perder la esencia y tradición”. Esto marca un nuevo hito en una historia de 73 años, que ahora continúa bajo el nombre de Four Points by Sheraton Bogotá Tequendama, además “hay personas que llevan varios años al igual que yo y ver estas transformaciones son motivo de orgullo porque hemos visto que crece la organización y también hemos crecido como profesionales, pero lo mejor es que también nos hemos visto crecer como seres humanos”.
Es indiscutible cómo el rostro de la Sra. Jara, deja ver que existe un sentimiento de familia y cómo esta palabra sale a relucir varias veces en la conversación. Indiscutiblemente, quienes han vivido y viven desde adentro esta historia, en la Sociedad Tequendama no han sido solo empleados, han formado un hogar. Y por eso, adaptarse a los cambios no ha sido sinónimo de ruptura, sino de evolución empresarial que ha permitido la expansión de los negocios.
Aun así, es claro que este camino no ha estado exento de algunos quebrantos, por eso le preguntamos cuál ha sido el momento más difícil, hace una pausa, respira hondo y responde con sinceridad “aprender a soltar lo conocido y abrazar lo nuevo. Pero cuando uno tiene un propósito claro, y un equipo en el que cree, todo fluye”. De esta manera se consiguen los logros que han permitido la expansión de los negocios a nivel nacional.
Y quizás, justamente es esa capacidad de soltar, adaptarse y liderar el cambio, lo que la ha hecho destacar, cuando camina por las oficinas sin puertas que separen ni rangos que aíslen, se ve que su nombre tiene un valor que representa a todas las personas que, como ella, han crecido con Tequendama. Personas que han aprendido a adaptarse, a liderar desde el ejemplo, a servir con excelencia y, sobre todo, a mantener viva una tradición que se transforma con cada nuevo desafío. Ella misma se ha convertido en sinónimo de admiración por su capacidad de adaptación, por el cariño genuino que transmite y por la empatía con la que abraza a quienes llegan a cada nueva unidad.

Indiscutiblemente, la Sociedad Tequendama escribe parte de la historia del país, no solo por su permanencia en el tiempo, sino también por su capacidad de mirar hacia el futuro, de innovar sin perder su esencia. Y en medio de esa historia, resuenan voces como la de Ana Jara, que recuerdan que detrás de cada gran empresa hay personas que han puesto el alma, la entrega y la pasión para que la historia no
solo se cuente, sino que se sienta, se viva y se herede.