La inmediatez, el open finance y los iniciadores de pago emergen como los principales avances que están revolucionando el ecosistema financiero en el país.
En materia de inclusión financiera, el desarrollo Fintech le ha dado al país ventaja frente a sus pares de la región. Actualmente, en el mercado hay más de 22.9 millones de billeteras digitales que están en manos del 76 % de los colombianos; eso sin contar el aumento de las transacciones electrónicas que, solo en el primer trimestre del año, registraron ventas online por cerca de $14,4 billones.
Pese a estas buenas cifras, aún hay retos por superar. Según el estudio de Ecosistemas de pagos digitales en América Latina y el Caribe, del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), solo el 30 % de la población colombiana realiza pagos digitales, mientras que el mismo porcentaje aseguró que no ha podido hacerlo por diferentes motivos, entre ellos: la desconfianza que sienten las personas al poner sus datos al momento de realizar transacciones en línea, la preferencia que aún tienen por la practicidad del dinero en efectivo como medio de pago y la falta de acceso a la tecnología, como celulares inteligentes o conexión a internet, para llevar a cabo operaciones digitales de forma conveniente.
Según Simón Pinilla, cofundador de Fintech DRUO, en el país se han impuesto con fuerza algunas tres tendencias para revertir este panorama y que tienen el objetivo de entregarles a los usuarios de la banca más opciones para que puedan navegar financieramente en un mundo cada día más digitalizado.
- La inmediatez: Las personas y empresas están privilegiando las soluciones de pago que les facilitan su vida, reduciendo tiempos y costos por transacción. “El país avanza en la implementación de pagos inmediatos, impulsado por el Banco de la República, para mejorar la experiencia de los ciudadanos al realizar transacciones, permitiendo que estas ocurran en tiempo real. Este es un camino que ya han recorrido con éxito Brasil y México”, comenta.
- El sistema financiero hoy es más abierto: Las limitaciones del sistema tradicional están derrumbándose mediante el concepto de Open Finance, o finanzas abiertas, que busca simplificar el intercambio de información de los usuarios de la banca. “Este modelo busca que las personas sean dueños de sus propios datos (información) y puedan autorizar el uso a terceros, de forma que sea más sencillo el acceso a productos y servicios dentro y fuera del mercado financiero”, explica Pinilla.
- Nuevos iniciadores de pago: Como evidencia la investigación del BID, hay obstáculos que frenan el fortalecimiento del sistema de pagos digitales en Colombia, con un porcentaje representativo de usuarios que no han podido usar este tipo de soluciones (30 %). De acuerdo con Pinilla, esto ocurre porque el ecosistema financiero se diseñó con un enfoque hacia las tarjetas de crédito, aun cuando las proporciones muestran una gran brecha entre el uso de estos plásticos frente a otro tipo de servicios financieros.
“De hecho, se estima que en el mundo hay tres veces más cuentas bancarias y/o productos de depósito que tarjetas de crédito y en Colombia, según el último Reporte de Inclusión Financiera de Banca de las Oportunidades, el 94 % de la población adulta ha tenido acceso a algún tipo de producto de depósito mientras que sólo el 22 % ha tenido acceso a una tarjeta de crédito”, señala.
Según Pinilla, la iniciación de pagos también permite que un tercero mande la instrucción de iniciar una transacción a un receptor (que puede tener un banco diferente al originador) y que ejerce como un acelerador para que el dinero salga más rápido de la cuenta de origen y llegue a su destino más fácil, seguro y automático. Esta tendencia se ha fortalecido recientemente, no solo en Colombia, sino también en América Latina.
En conclusión, la adopción de estas tendencias se traduce en múltiples beneficios para los usuarios bancarios, desde una mayor participación en el ecosistema financiero, aumento en la cobertura de las empresas (al tener más opciones para el cobro y pago de sus productos y servicios), disminución de costos e intermediarios por cada transacción, hasta la mitigación de los fraudes en el sistema de pagos.