Por: David Pérez- Reyna
El mercado laboral en Colombia necesita cambios urgentes. En particular, la tasa de informalidad en Colombia es de las más altas de la región. Una de las consecuencias negativas de esto se ha visto durante la pandemia: las personas que trabajan informalmente sufrieron más por la pandemia, porque, entre otras razones, no contaban con protecciones laborales para poder aislarse. Pero disminuir la informalidad no debe ser un fin, sino un medio para aumentar la productividad. La productividad en Colombia es baja, y aumentarla es un mecanismo para aumentar la producción y el bienestar. Una manera de disminuir la informalidad es abrirse al comercio internacional.
Colombia es un país en el que el comercio internacional no juega un rol tan relevante en la economía. Usando datos de la OECD y el Banco Mundial, la suma de importaciones y exportaciones en Colombia como proporción del PIB representa recientemente un porcentaje similar a lo que representaba en 1990: 35%.
Para comparar, la misma estadística para México pasó de 38,3% en 1990 a 78,1% en 2016 y en Perú pasó de 29,5% a 44,8%. No obstante, sigue habiendo presión política para disminuir aún más el comercio. En un artículo académico reciente Dix-Carneiro et al (2021, NBER WP) encuentran que abrirse al comercio internacional puede tener un impacto positivo en la disminución de la informalidad, por lo menos en algunos sectores, además de tener un impacto positivo en el bienestar.
Dix-Carneiro y coautores proponen un modelo teórico para analizar la relación entre abrirse al comercio internacional y la informalidad, y después usan parámetros estimados para Brasil para desarrollar contrafactuales.
Los autores encuentran que abrirse al comercio internacional, por medio de disminución de costos del comercio, disminuye la informalidad en el sector transable, pero puede aumentarla en el sector no transable. La razón de esto es que, al caer los costos del comercio, aumenta la demanda externa por bienes transables.
Esto hace que las empresas más productivas, que son formales, crezcan y puedan vender más, y que las empresas formales menos productivas puedan salir del mercado. Esto aumenta la productividad en la economía y causa una disminución en la informalidad.
Por otro lado, al caer los costos del comercio, cae el desempleo, pero más trabajadores pasan de ser desempleados a trabajar en el sector informal que en el sector formal. Aunque el efecto neto sobre la informalidad es condicional a los parámetros que se usen, es interesante notar que abrirse al comercio internacional no necesariamente conduce a mayor informalidad. De hecho, la disminuye en los sectores en los que precisamente hay más competencia.
Precisamente este último punto es importante, porque, consistente con otros estudios que evalúan el impacto de abrirse al comercio internacional, Dix-Carneiro y coautores también encuentran en sus ejercicios contrafactuales que una apertura al comercio genera un aumento en la productividad y, más importante, en el bienestar. No obstante, al tener en cuenta la presencia de la informalidad, los efectos positivos sobre la productividad de abrirse al comercio internacional son mayores.
La informalidad es un síntoma de los problemas que el mercado laboral tiene en países como Colombia. No obstante, disminuir la informalidad no debe ser un fin, sino un medio para que haya mayor bienestar.
Otro resultado interesante del artículo mencionado es que si se erradica la informalidad directamente, se logra que haya mayor productividad, pero el bienestar es menor si la informalidad disminuye como consecuencia de abrirse al comercio internacional. Este punto no me parece menor. Es importante evitar confundir medios con fines.