El pasado domingo Argentina eligió presidente. El economista Javier Milei, de corriente libertaria y conocido por sus intervenciones directas y sin correcciones políticas, resultó ganador con cerca del 56 % de los votos.
Después de décadas de estar gobernados por los Kirchner y sus candidatos -con la salvedad del periodo de Mauricio Macri-, lo argentinos acudieron a las urnas pidiendo un cambio. Para una economía acorralada con una inflación del 140 %, permanentes defaults de su deuda, más de seis tipos de cambio para el dólar americano y tasas de crecimiento que ya muestran contracciones, la desesperación tuvo eco en el balotaje de ayer.
El péndulo político pasó de la izquierda a la derecha a una velocidad frenética. Las exigencias de la población argentina son obvias y es algo que el ahora presidente Milei deberá enfrentar en el plano económico. Tal como lo mencionó en su discurso de victoria, se viene una terapia de choque para la economía del país austral.
Según el medio de comunicación argentino Clarin, la agenda económica de Milei pasa por 13 pilares:
- Reformas económicas
- Recortar el gasto público
- Privatización de empresas públicas deficitarias
- Fomento de la inversión privada
- Cerrar el Banco Central
- Reformas fiscales
- Eliminación y reducción de impuestos
- Exploración de recursos naturales a través de un sistema de regalías y concesiones
- Reformas laborales
- Eliminar multas impuestas por despidos de trabajadores sin justa causa
- Reducir los impuestos laborales
- Reducir el número de trabajadores públicos mediante la oferta de jubilaciones anticipadas, y la revisión de los contratos de contratación de trabajadores y servicios Agricultura, ganadería y pesca
- Eliminar impuestos a la exportación que causan distorsiones económicas
No obstante, pasar a la acción no será nada sencillo.
Entre lo que se puede hacer y lo que no
Las promesas de campaña de Milei van desde la dolarización de la economía y el cierre del banco central, hasta una fuerte reducción del gasto público.
Quizás su principal caballo de batalla fue, precisamente, la dolarización. No obstante, para analistas y expertos, esto es más fácil decirlo que hacerlo.
Si bien no es extraño que en economías con una inflación persistente se empiecen a dar transacciones cada vez más generalizadas con la moneda norteamericana, llevarlo a un plano oficial requiere de un esfuerzo mayúsculo. La pregunta clave es ¿a qué tasa se debería convertir la moneda local?
La respuesta no es clara y menos para una economía cuyas reservas internacionales están en niveles similares a los que tenía a comienzos de siglo. Dicho esto, no parece que esta vaya a ser una propuesta llevada a la realidad.
Otro punto de campaña es el del recorte del gato público. En este frente sí parece haber más margen de acción. Milei busca reducir los ministerios a solo estos: Economía, Justicia, Interior, Seguridad, Defensa, Relaciones Exteriores, Infraestructura. Al margen, se crearía el Ministerio de Capital Humano.
Así, tan solo en términos de gabinete, se pasarían de 20 carteras a 8. Esto ayudará a consolidar el recorte de 13 % del PIB en gasto público.
Adicionalmente, Milei sostuvo que hará todo lo posible por suspender las obras públicas y optar por un mecanismo de privatización tanto de estas similar al estilo chileno de la actualidad. Además, buscará cerrar empresas o privatizar públicas, así como eliminar algunas transferencias y subsidios.
Con todo, teniendo en cuenta el talante de Milei, sus intervenciones como parlamentario y su campaña presidencial, es claro que en todos los frentes dará la pelea.