En el informe “Los próximos guardianes de la naturaleza: por qué los bancos centrales deben tomar medidas sobre el riesgo de la biodiversidad”, presentado por el Fondo Mundial para la Naturaleza WWF, la organización hizo un llamado urgente para que los bancos centrales y los supervisores del sistema financiero actúen con el fin de evitar una pérdida de naturaleza sin precedentes.
El documento publicado en el marco de la Iniciativa de Enverdecimiento de la Regulación Financiera de WWF, destaca cómo la degradación ambiental y la pérdida de biodiversidad no son solo áreas a financiar, sino que las finanzas también deben servir para fortalecer la capacidad del medio ambiente de regenerarse sosteniblemente por sí mismo, lo que significa que ese sector debe mirar más allá del manejo adecuado de los riesgos financieros derivados de la pérdida de biodiversidad, evaluar y medir los impactos de sus propios balances y garantizar una transición ordenada y segura hacia una economía más sostenible.
Igualmente, el informe revela una serie de hallazgos que amenazan nuestro clima, alimentos, medios de vida y salud, entre ellos, que la pandemia actual de COVID-19, con sus raíces en el cambio desenfrenado del uso del suelo, la deforestación y el comercio de vida silvestre, es la evidencia más reciente de que la actividad humana insostenible está llevando al límite a los sistemas naturales que sustentan la vida en la Tierra. Asimismo, que la deforestación impulsada por la agricultura, es una de las principales causas del cambio climático y de la pérdida de biodiversidad, debilitando el capital natural de los países productores y afectando las economías y la estabilidad financiera. Del mismo modo, destaca que la presión sobre los recursos hídricos puede tener graves consecuencias para las economías y los negocios que dependen del agua.
Con base en esos hallazgos, WWF les recomienda a los bancos centrales y supervisores del sistema financiero asumir que la degradación ambiental, incluida la pérdida de biodiversidad, representa riesgos macroeconómicos y financieros en sus mandatos, salvo que pueda demostrarse lo contrario. También que deben anticiparse para mitigar los riesgos previstos por la pérdida de biodiversidad y los riesgos relacionados con el cambio climático, deben abordar los riesgos ambientales en sus propios portafolios, promover la investigación necesaria y actuar de forma coherente con los objetivos ambientales establecidos a nivel nacional e internacional.