El 2025 arranca con una agenda regulatoria global en plena mutación. Las empresas colombianas enfrentan un año desafiante donde la improvisación ya no es opción.
Con la segunda administración de Donald Trump reconfigurando las reglas del comercio, las finanzas y la seguridad internacional, el compliance empresarial se vuelve un salvavidas indispensable. Empresas de todos los sectores deben reevaluar sus estrategias ante una combinación de políticas desregulatorias en Estados Unidos, presiones económicas inesperadas y un panorama global donde la inteligencia artificial, la transparencia de datos y el cumplimiento ambiental redefinen la competitividad.
El gran problema es que en Colombia aún tratamos el compliance como un requisito burocrático, cuando en realidad es un diferenciador estratégico. El gobierno tampoco lo favorece con estímulos a las empresas que lo adoptan
Y mientras algunos líderes empresariales aún creen que esto se reduce a “evitar sanciones”, el mundo ya está en otro nivel: uso de inteligencia artificial para evaluar riesgos en tiempo real, auditorías predictivas con blockchain y automatización de controles mediante RegTech (tecnología regulatoria). No se trata de cumplir por cumplir, sino de integrar el compliance en la toma de decisiones, anticiparse a los riesgos y convertirlo en una ventaja competitiva.
Migración, seguridad y nuevas barreras al comercio
La nueva política migratoria de Trump ha activado una serie de medidas que no solo afectan el tránsito de personas, sino también la percepción de riesgo país y la relación entre gobiernos. La declaración de emergencia nacional en la frontera de EE.UU. con México ha escalado las deportaciones y endurecido los procesos de visas y permisos de residencia. Este entorno más restrictivo puede golpear directamente a empresas colombianas que dependen de movilidad internacional, particularmente en sectores como tecnología, educación, turismo e inversión extranjera.
Para el empresariado colombiano, esto exige un rediseño en la gestión del talento internacional. Empresas que dependen de ejecutivos o técnicos con vínculos en EE.UU. deben considerar estrategias para mitigar la incertidumbre: reubicación de equipos clave en zonas con mayor seguridad migratoria, esquemas de trabajo remoto en jurisdicciones más flexibles o el uso de herramientas digitales de verificación de cumplimiento de visas y permisos laborales. En este contexto, el compliance laboral y migratorio no es un tema menor, sino un factor de riesgo estratégico que puede impactar la operación y reputación de cualquier empresa con intereses en Norteamérica.
El compliance financiero bajo fuego
Trump ha comenzado una reforma que reduce la supervisión a las instituciones financieras, flexibilizando regulaciones que afectan desde el lavado de activos hasta las transacciones internacionales. Esto genera un doble escenario: por un lado, menos barreras para el acceso a ciertos mercados; por otro, mayores riesgos de exposición a clientes o socios de alto riesgo (relajación FATCA)
Colombia, con su historial de problemas en materia de lavado de activos y financiamiento ilícito, arriesgaría mucho al relajar sus controles. Es hora de que las empresas adopten herramientas avanzadas de monitoreo en tiempo real: análisis de comportamiento de transacciones mediante inteligencia artificial, validación de clientes y proveedores con tecnologías blockchain y automatización de reportes regulatorios mediante plataformas de RegTech. No se trata de más reglas, sino de mejores sistemas de prevención y detección que minimicen el riesgo de sanciones y protejan la integridad de los negocios.
Protección de datos: el nuevo campo de batalla
En la era digital, los datos se han convertido en el recurso más valioso del mundo, equiparable al petróleo en términos de impacto económico y geopolítico. Según el informe Deep Dive: The Age of Data de Hinrich Foundation, se generarán más datos en los próximos tres años que en toda la historia humana. Este crecimiento exponencial está redefiniendo la innovación, la seguridad nacional y la regulación empresarial, con gobiernos y corporaciones compitiendo por el control y aprovechamiento estratégico de la información. Sin embargo, este mismo auge ha traído consigo desafíos complejos en materia de seguridad, privacidad y regulación, creando un entorno donde la fragmentación normativa y las políticas de localización de datos pueden obstaculizar la operación global de las empresas.
Para las empresas colombianas, esta realidad impone la necesidad de adaptar sus estrategias de compliance en un entorno donde la inteligencia artificial juega un rol central en la recopilación y procesamiento de datos. La reciente ola de ataques a infraestructuras de datos, como el ocurrido en el Báltico en noviembre de 2024, subraya la vulnerabilidad de los sistemas y la urgencia de fortalecer la resiliencia cibernética. Además, la regulación fragmentada de la IA y las restricciones al flujo transfronterizo de datos generan incertidumbre para aquellas compañías que operan en múltiples jurisdicciones. En este contexto, cumplir con normativas como el GDPR europeo (impacto extraterritorial) y la Ley de Protección de Datos Personales colombiana no es solo una cuestión regulatoria, sino una estrategia de supervivencia.
Aquí la clave es moverse rápido. No es suficiente con tener políticas de protección de datos en el papel. Es momento de implementar tecnologías de cifrado avanzado, segmentación de bases de datos y herramientas de anonimización que permitan cumplir con regulaciones de múltiples jurisdicciones sin comprometer la operatividad. En un mundo donde los datos son la moneda de cambio definitiva, la pregunta no es si tu empresa tiene riesgos de ciberseguridad, sino cuándo ocurrirá el próximo ataque o filtración.
Automatización y RegTech: el compliance del futuro
El volumen de regulaciones sigue creciendo, y las empresas que sigan gestionando el cumplimiento con métodos manuales están condenadas a quedarse atrás. La automatización mediante tecnología regulatoria (RegTech) ya no es una opción, sino una necesidad para gestionar riesgos de manera efectiva y a costos controlados.
Herramientas como auditorías automatizadas mediante inteligencia artificial, plataformas de monitoreo continuo de cumplimiento (Continuous Compliance Monitoring) y el uso de contratos inteligentes en blockchain pueden reducir drásticamente la carga operativa del compliance y evitar sanciones por incumplimientos inadvertidos. Sin embargo, el problema en Colombia es la falta de cultura digital dentro de los equipos de cumplimiento. Mientras en EE.UU. y Europa los oficiales de compliance ya dominan herramientas de análisis de datos y machine learning, aquí seguimos dependiendo de hojas de cálculo y revisiones manuales. Si queremos jugar en la liga global, la capacitación en RegTech es urgente.
Cinco verdades incómodas del compliance colombiano en 2025
1. El compliance en Colombia sigue siendo reactivo. Se cumple cuando ya es tarde, cuando hay una auditoría o cuando llega la sanción. El enfoque debe cambiar hacia la prevención y la automatización.
2. Las empresas están ciegas ante regulaciones extraterritoriales. Solo el 30% de las empresas colombianas entienden cómo funcionan las sanciones OFAC, la FCPA y otras normativas que pueden afectar sus negocios en el exterior.
3. La transformación digital sigue siendo un discurso vacío. Mientras el mundo avanza hacia auditorías con inteligencia artificial y reportes automatizados en blockchain, en Colombia muchas empresas todavía dependen de procesos manuales y obsoletos.
4. Falta talento híbrido. No hay suficientes abogados con conocimientos en tecnología, ni ingenieros con formación en compliance. Sin perfiles multidisciplinarios, la adaptación a la nueva era regulatoria será un reto gigantesco.
5. El Estado y la empresa privada operan en burbujas separadas. Mientras el gobierno impulsa regulaciones sin entender el impacto real en las empresas, el sector privado sigue sin anticiparse a cambios normativos críticos. Esta desconexión nos pone en desventaja frente a países con una estrategia regulatoria más coordinada.
Conclusión: compliance o extinción
Las reglas del juego han cambiado. En un mundo donde la geopolítica, la tecnología y la regulación evolucionan a un ritmo sin precedentes, el compliance empresarial ya no es un mero escudo contra sanciones, sino una brújula para la sostenibilidad y el crecimiento. Las empresas colombianas deben decidir si seguirán reaccionando ante cada cambio con sobresaltos y crisis, o si finalmente adoptarán un enfoque estratégico que les permita navegar estos tiempos turbulentos con inteligencia y visión de futuro.
Porque en 2025, la improvisación no es una estrategia. Es una sentencia de muerte empresarial.
