Lejos de ser un producto bancario más, las tarjetas de crédito, débito y prepago se consolidan como plataformas de inclusión, fidelización y eficiencia operativa. Según la Superintendencia Financiera, la emisión de nuevas tarjetas de crédito creció un 59 % en el primer semestre de 2025, mientras que las de débito aumentaron 17,2 %, impulsadas por soluciones más seguras, digitales y adaptadas al comportamiento del usuario.
En este marco, el ecosistema de pagos colombiano está viviendo una transformación sin precedentes. Lo que durante años fue dominio exclusivo de la banca tradicional hoy también se ha convertido en un terreno fértil para la innovación, donde fintechs, comercios y grandes empresas están redefiniendo el papel de las tarjetas en la economía digital.
De acuerdo con Pomelo, empresa especializada en infraestructura de pagos y emisión de tarjetas, tres tendencias marcan esta nueva etapa: las tarjetas cripto, las tarjetas asociadas a remesas y las tarjetas corporativas de control de gastos. Todas comparten un mismo propósito: crear valor más allá de la transacción, conectando tecnología, empresas y personas.
“Colombia está alcanzando una madurez notable en su ecosistema financiero. Las tarjetas dejaron de ser un simple medio de pago para convertirse en una herramienta estratégica que combina tecnología, datos y experiencias financieras más humanas”, afirmó Diego Quesada, Country Manager de Pomelo para Países Andinos, Centroamérica y el Caribe.
En este marco, según la firma Boston Consulting Group la facturación en Colombia y el exterior con tarjetas de crédito totalizó 67,8 billones de pesos en los primeros seis meses del 2025 (unos 17.200 millones de dólares), la cual superó en 9,7 por ciento real anual la de igual periodo del 2024.
Por su parte, el segmento de tarjetas corporativas cobra fuerza entre las empresas que buscan mejorar la eficiencia y el control de sus recursos. Estas soluciones permiten definir límites de gasto, automatizar reportes y obtener trazabilidad total en tiempo real, reduciendo los procesos manuales y mejorando la transparencia financiera. Lo que antes era un beneficio exclusivo de grandes corporaciones hoy está al alcance de startups, pymes y organizaciones en expansión.
Al mismo tiempo, Colombia se posiciona como uno de los países de la región con mayor adopción de criptomonedas. Según el Índice Global de Adopción 2025 de Chainalysis, ocupa la posición 29 a nivel mundial, con una puntuación de 0,116. Este crecimiento ha impulsado a varias plataformas de activos digitales a lanzar tarjetas físicas y virtuales que permiten a los usuarios utilizar sus fondos en comercios tradicionales, integrando el mundo cripto con el financiero.
“El futuro de las tarjetas no está en el plástico, sino en la experiencia. Las empresas que entiendan los hábitos y expectativas de los usuarios serán las que marquen el ritmo de la próxima era del sistema financiero”, concluyó Quesada.
Gracias al dinamismo del sector fintech y a la adopción acelerada de soluciones digitales, Colombia está construyendo un ecosistema de pagos más eficiente, interoperable y alineado con los estándares globales, posicionándose como uno de los mercados más activos de la región.